No hace falta imagen para este relato, todos podemos imaginar.
Diana hace días no sale a hacer la compra, ya no puede retrasar el hacerlo. Con mano temblorosa, se dispone a camuflar los golpes que lleva en el rostro. Lo hace con un lápiz corrector rosado, y el maquillaje que guarda para las ocasiones que nunca llegan. Pone sombra a sus párpados de color violeta oscuro, y repite la operación varias veces. Los morados del cuello los tapa con un pañuelo. Se viste con unos jeans y una camiseta de manga larga.
Diana hace días no sale a hacer la compra, ya no puede retrasar el hacerlo. Con mano temblorosa, se dispone a camuflar los golpes que lleva en el rostro. Lo hace con un lápiz corrector rosado, y el maquillaje que guarda para las ocasiones que nunca llegan. Pone sombra a sus párpados de color violeta oscuro, y repite la operación varias veces. Los morados del cuello los tapa con un pañuelo. Se viste con unos jeans y una camiseta de manga larga.
Pero con algo no contaba...
Su voz rota, temblorosa, y pronta al llanto.
Se traga las lágrimas y hace la compra. Está deseando y temiendo a la vez, llegar a casa para derrumbarse y llorar.
Por suerte su pareja tardará en regresar varias horas. Y cuándo se acerque la hora se pondrá tensa.
-¿Vale la pena aguantar? -se pregunta.
-Todavía no estoy preparada para marchar.
Autora Verónica O.M.