Celeste dejaba el piso de alquiler dónde había vivido sus últimos dos años.
A su casera le supo muy mal que se marchara. Nunca había tenido ningún problema con ella, pagaba con puntualidad, el piso lo tenía limpísimo, además de ser muy cariñosa con ella y con quienes la trataban.
Era normal que una mujer joven, guapa, y tan buena persona, hubiese encontrado a alguien que la quisiera. Se alegró por ella. Todo lo bueno que le viniera en el futuro lo tenía más que ganado.
Quedó en sacar sus cosas antes de finalizar el mes.
-Celeste, no hay prisa, tómate el tiempo que necesites. No tengo claro si lo volveré a alquilar. Todo hay que decirlo, otra persona como tú no sé si la volvería a encontrar.
Y más tarde iría a visitar a su amiga Lola, la mujer ya estaba recuperada de la pierna y aunque ya no necesitaba de su ayuda ella siempre que pudiese la iría a visitar.
Y también tenía que hablar con el señor cura...
Y estoy segura de que quienes estáis leyendo pensáis...
Y también tenía que hablar con el señor cura...
Y estoy segura de que quienes estáis leyendo pensáis...
-¿Para que los casen?
-¡Oh, no, de momento no! Por cuestiones del voluntariado de Celeste.
La pareja vivirán juntos un tiempo. Pero una que todo lo sabe les augura solteros muy poquito, ambos querrán casarse en cuánto ella perciba que va a ser madre
Y seguro os estáis preguntando.
Y seguro os estáis preguntando.
¿Y eso cuándo será?
-Impacientes... cuatro o cinco meses, más no, si acaso uno menos.
Paul pasó por la peluquería-barbería de su amigo Juan y le dió la buena noticia, lo hizo antes de abrir la tienda.
Se abrazaron muy contentos.
Lo demás lo solucionarían con el día a día. Serán felices, comerán si les gustan las perdices, la criatura cuándo nazca tomará el pecho, biberones, papillas, crecerá, más, más todavía...
El abuelo conocerá a su nieto, podrá disfrutar de su familia por mucho tiempo.
Lola llorará de emoción sabiendo que su sobrino e hijo están en paz.
Y a Luisito todavía le queda despedirse de su padre antes de irse al infinito...
Le besará en la mejilla, le acariciará el rostro, y con su manita derecha le dirá adiós.
Y os preguntaréis...
Y os preguntaréis...
¿Será una alucinación?
-¡No! el hombre estará despierto.
FIN
Autora Verónica O.M.
Deseo os haya gustado, y gracias a quienes la habéis seguido.
ACEPTO CRÍTICAS...
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