Qué importante es...
Tener la mente en calma.
Deberíamos darle el valor que merece.
La música siempre me ha gustado, pero... ni imaginaba lo que me llegaría a gustar con el tiempo, más, mucho más.
Me he aficionado a montar estos videos cortitos por el Face.... y confieso que para mi tienen un gran valor.
Música de todo tipo, si, pero con volumen bajito.
Para tener la mente en calma.
Y que nadie, ni nada la perturbe...
No?
No lo permito.
Verónica O.M.
Muchas cosas me hacen decir: wow.
Es una expresión, claro.
Y por años que una tenga...
Esa capacidad
de sorpresa
hace que la niña que fuí
se sienta orgullosa.
Verónica O.M.
—No puedo permitirme el pensar en él.
Una cosa es lo que piensa y otra lo que no puede controlar.
Él es un sueño, atento y galán, pero, solo con ella. Y lo sabe.
No sale con fémina alguna y bebe los vientos por ella, una mujer madura.
Su insistencia y paciencia la conmueve y la hace soñar...
Cómo serían sus vidas estando juntos y vivir aquel amor como el mejor regalo.
Para los dos.
La edad no es importante y si, el amor cuando es recíproco 💖
Verónica O.M.
Si un día, me ves alegre... no te confíes, porque he aprendido a ser una buena actriz.
De Teatro, no.
De esas, que nadie imaginaría que está interpretando.
Reír a solas... ya no me sale.
Pero si el guión lo sugiere me saldrá y nadie se dará cuenta de lo que está costando.
A solas lloraré
pero sin público
y no habrán aplausos
aunque haya interpretado
de forma inmejorable.
Tan solo es un escrito, no penséis...
:)
Verónica O.M.
—¡Vaya caída tan tonta! Iba caminando tranquilamente y de pronto ha empezado a llover, las suelas del calzado se han mojado y me he resbalado. Me ha entrado la risa tonta, aunque me duela todo el cuerpo.
Recuerdo una vez que también me ocurrió, bla, bla, bla...
Verónica O.M.
El bar necesitaba unos arreglos costosos, pero...
La falta de dinerito era el problema. Así que Emilio tuvo que buscar a un chapuzas para que al establecimiento le diera un lavado de cara.
Y si que se lo dio. Pintó el techo y las paredes. Los goterones mancharon a las sufridas mesas y sillitas que tenían más años que el propio Emilio.
—Qué has hecho? Ya puedes limpiarlo todo o no verás ni un céntimo.
El chapuzas no cobró... pero Emilio tuvo que comprar mobiliario nuevo.
Verónica O.M.
