domingo, 28 de mayo de 2017
jueves, 18 de mayo de 2017
POR SI ACASO... relato
lunes, 8 de mayo de 2017
Recuerdo, sentimiento...
domingo, 7 de mayo de 2017
NATURALEZA EN ESTADO PURO
Fotografía y montaje de mi propiedad
el sol hace guiños
y el campo huele a fresco.
La suave brisa es acariciante
y las hojas se balancean
desprendiendo su aroma.
Colorido, olores y sonidos,
para quienes sepan valorar
la naturaleza en estado puro.
Verónica O.M.
miércoles, 3 de mayo de 2017
LLUEVE microrrelato
Ring, ring, ring....
El telefonillo del portero automático sonó repetidas veces.
-¿Quien es? -preguntó la mujer.
-El Iván -contestó el chico, ya impaciente porque todavía no le había abierto la puerta de entrada a la portería del bloque de pisos.
-¿Qué Iván? -volvió a preguntar aquella voz femenina.
-Tu nieto. Necesito un paraguas qué está lloviendo.
Y me pregunto lo siguiente: porqué la mujer al escuchar el nombre no lo relacionó con su nieto. Para mi que no la tenía muy acostumbrada a sus visitas.
¿Qué opinas?
Autora Verónica O.M.
Gif de internet
El telefonillo del portero automático sonó repetidas veces.
-¿Quien es? -preguntó la mujer.
-El Iván -contestó el chico, ya impaciente porque todavía no le había abierto la puerta de entrada a la portería del bloque de pisos.
-¿Qué Iván? -volvió a preguntar aquella voz femenina.
-Tu nieto. Necesito un paraguas qué está lloviendo.
Y me pregunto lo siguiente: porqué la mujer al escuchar el nombre no lo relacionó con su nieto. Para mi que no la tenía muy acostumbrada a sus visitas.
¿Qué opinas?
Autora Verónica O.M.
Gif de internet
JULITA, LA HIJA DEL MAESTRO
Otro de Julita, os acordáis de ella?
El aula parecía un gallinero, el género femenino alborotaba mucho más, no porque fuesen más ruidosas sino porque eran muchas más. Hablaban de ropas, maquillajes, perfumes y también de chicos, cómo no...
Los de la clase eran compañeros de estudios y no triunfaron en el lugar, ninguno se comió ni una rosca, aunque se les iban los ojos por aquellas compañeras jovencitas y minifalderas.
La puerta se abrió de sopetón y entró el maestro, un hombre ya jubilado y qué tenía un extra bastante apetecible para agregarlo a su pensión.
-¡Silencio, empieza la clase!
Tod@s callaron con aquel vozarrón y la cara de mala leche.
A medida qué pasaron los minutos alguien pedía permiso para ir al baño, prácticamente tod@s a lo largo de la tarde-noche lo visitaban.
Era el baño familiar y todo hay que decirlo estaba pulcro cómo el que más.
Allí Julita tenía sus cremas, maquillajes y perfumes y me apuesto a qué todas en algún momento habían hurgado en sus cosas.
Las más atrevidas salían con los morros pintados y queriendo disimular, otras no habían podido resistirse a ponerse unas gotitas de su perfume.
Y al salir del baño raro el día qué no se tropezasen por la casa con la susodicha Julita, qué tenía un mosqueo de mil demonios.
Y por hoy no hay más.
Autora Verónica O.M
Imagen de internet
El aula parecía un gallinero, el género femenino alborotaba mucho más, no porque fuesen más ruidosas sino porque eran muchas más. Hablaban de ropas, maquillajes, perfumes y también de chicos, cómo no...
Los de la clase eran compañeros de estudios y no triunfaron en el lugar, ninguno se comió ni una rosca, aunque se les iban los ojos por aquellas compañeras jovencitas y minifalderas.
La puerta se abrió de sopetón y entró el maestro, un hombre ya jubilado y qué tenía un extra bastante apetecible para agregarlo a su pensión.
-¡Silencio, empieza la clase!
Tod@s callaron con aquel vozarrón y la cara de mala leche.
A medida qué pasaron los minutos alguien pedía permiso para ir al baño, prácticamente tod@s a lo largo de la tarde-noche lo visitaban.
Era el baño familiar y todo hay que decirlo estaba pulcro cómo el que más.
Allí Julita tenía sus cremas, maquillajes y perfumes y me apuesto a qué todas en algún momento habían hurgado en sus cosas.
Las más atrevidas salían con los morros pintados y queriendo disimular, otras no habían podido resistirse a ponerse unas gotitas de su perfume.
Y al salir del baño raro el día qué no se tropezasen por la casa con la susodicha Julita, qué tenía un mosqueo de mil demonios.
Y por hoy no hay más.
Autora Verónica O.M
Imagen de internet
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