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Simpática imagen de internet |
A las ocho de la tarde, Jorge se presentó en el piso de Maite, estuvo tentado de no ir, pero a última hora decidió que si quería quedar bien era obligado hacerlo.
Llamó al timbre, al instante Maite le abrió la puerta, y no tenía muy buena cara que digamos.
-¡Pasa Jorge, cariño!
Al entrar se dieron un beso en los labios.
-¿Qué te pasa, Maite?
-¡Nada!
-¿Como que nada? Si se te nota a la legua.
-Si te lo digo te echarás a reír.
-Anda, dímelo.
-Últimamente, están pasando cosas muy raras.
-¿Como de raras?
-Ya sabes. Lo del otro día, lo de hoy en el ambulatorio, y además para rematarlo se me estrelló una botellita de body milk en las baldosas del lavabo, y te aseguro que yo no lo hice.
-¿Y entonces quien fue?
-¿Tu piensas que puedo estar loca?
-Pues claro que no, tontina, lo que estás es muy rica.
-¡Mira que eres exagerado! ¿Lo dices de verdad?
-Claro que si. Entremos en el dormitorio que te lo voy a demostrar.
Jorge se desnudó y metió entre las sábanas, Maite hizo lo mismo.
Antes de entrar en acción, el espíritu que los estaba observando, se cabreó al verlos a punto de...
Arrancó las sábanas de la cama, las tiró al suelo, y las pisoteó.
Claro está, que ellos esta parte no la podían ver, pero si lo que había pasado y se asustaron bastante.
Jorge, con su sexo ya encogido, y ella un tanto histérica, decidieron dejarlo para otro día.
El espíritu contentísimo, saltaba de alegría
-Bien, bien, bien, ja, ja, ja.
Autora Verónica O.M.
Continuará