No era cuestión de dinero
aquella innata elegancia.
Su forma
de hablar
tan culta
su saber estar
y su humanidad
la hacían única.
Nunca fué a la moda
ni se ponía
prendas ajustadas
para insinúar.
Su personalidad
tan brillante
hablaba por ella.
A nadie criticaba
y si alguien
la necesitaba
allí estaba ella
ayudando y sin hacer
ningún alarde.
Muchos la querían
y tantos otros
la odiaban
por ser como era
una señora
de todas, todas...
Ella se percataba
pero disimulaba
tan bien
y pensaban
que la engañaban.
Era una señora
y sentía pena
por aquellos
que les molestaba
que sin ella
pretenderlo brillase.
Y aún era capaz
de sonreírles
y dedicarles unas
palabras cariñosas.
Este es el distintivo
de ser elegante.
Verónica O.M.
Dibujada por mi.
Esto engancha y es saludable, je, je, poco a poco lo iré haciendo mejor.