martes, 30 de enero de 2018

ADOLESCENCIA 8

JEREMY Y YOLANDA 8


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Al entrar se encontró a sus padres dialogando, sentados en el sofá y esperándola.

-¡Llegas un poco tarde Yolanda! -Fue su madre quien lo dijo.

-Si, me entretuve con María, lo siento.

-No pasa nada. -Dijo el cabeza de familia. -¿No vas a dar un beso, a tu padre?

-¡Si! -Se acercó hasta él besándolo en la mejilla.

-¡Ay mi niña, cuanto has crecido!  Ya una mujercita, debería encerrarte en un torreón para que no venga ningún sinvergüenza y te lleve.

-¡Que cosas que tienes, José! Anda hija, lávate las manos que vamos a cenar.

Yolanda se dirigió hacia el aseo, dónde se lavó las manos, se miró en el espejo y vio como sus ojos brillaban de una forma... Debería tener cuidado, para que sus padres durante la cena no se diesen cuenta de ello. -¡Te quiero Jeremy! -Y lanzó un beso al espejo, deseando que estuviese allí y lo recogiese.

Cuando salió la mesa estaba puesta, sus padres y la cena esperándola.
Autora Verónica O.M.
Continuará

viernes, 26 de enero de 2018

ADOLESCENCIA 7

JEREMY Y YOLANDA 7
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Permanecieron abrazados largo rato y en silencio...
Jeremy la besó en el pelo, una media melena rubia que brillaba mucho a fuerza de los múltiples cepillados que cada día dedicaba a ese menester.

De pronto fue Jeremy quien lo rompió diciendo.


-¡Te quiero Yolanda, tanto que me duele el pecho y creo poder reventar!

-¡A mi me pasa igual, Jeremy!

Al principio se besaron con cuidado, después con pasión. Ninguno tenía experiencia pero estuvieron a la altura.

-Tendremos que irnos. -Fue Yolanda quien lo dijo.

-Qué pena, mi amor. Se estaba tan bien aquí. Los dos juntitos.

-Vamos a mojarnos, pasa el agua muy clarita.

Lo hicieron, pero solo fue unos breves minutos. Después se vistieron y marcharon de allí, felices pero con pena.

Cuando Yolanda entraba por la puerta de su casa ya eran más de las nueve de la noche. Su corazón todavía latía muy deprisa.
Autora Verónica O.M.
Continuará

jueves, 25 de enero de 2018

ADOLESCENCIA 6

JEREMY Y YOLANDA 6


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Al llegar a casa, la madre de Yolanda estaba atareada en el pequeño jardín, regando sus preciosos rosales de distintos colores y de los que estaba muy orgullosa.

-¡Hola hija, qué bien que regresaste! Cuando puedas cámbiate de ropa y me ayudas en el jardín.


-No voy a poder. Tengo que ir a casa de María y vine para decírtelo. ¡Lo siento!


-Bueno. No te aflijas, ve con María, anda...


Antes de marchar fue rápidamente al aseo, dónde se lavó un poco cambiándose las braguitas. Estaba muy nerviosa, aunque trataba de controlar su alocado corazón que golpeaba a su pecho sin parar.


Y se dirigió deprisa hacia el camino que llevaba al rio, dónde seguramente Jeremy ya la esperaba.

Desde la lejanía lo vio, sentado encima de un gran peñasco y con la cabeza gacha. Dedujo que estaba pensativo.

Caminaba a paso ligero, el pareció escuchar algo y levantó la cabeza, al segundo una gran sonrisa le iluminó el rostro. Y se levantó.


-¡Has venido! -dijo muy contento.


-¡Si, aunque tuve que mentir a mi madre!


-¿Qué le dijiste?


-Ya sabes, que iba a casa de María.


El joven se situó a su lado y no se atrevía ni a tocarla, podría ser como otras veces, un sueño, y al hacerlo (tocarla) esfumarse en la nada.


Fué ella la que venciendo su timidez, en esta ocasión depositó un beso en sus labios.


Aquello fué el resorte, que Jeremy necesitaba para lanzarse y ya no saber parar.


Se dijeron muchas cosas con la mirada y con el roce de sus manos buscando la piel del otro.

Buscaron unos matorrales y detrás de ellos se tumbaron encima de la hierba. Si alguien pasase por allí no los vería.
Y pasó lo que ambos deseaban, aunque no eran conscientes de que iban demasiado deprisa.
De fondo se escuchaba el sonido del agua al pasar. La tarde iba ya languideciendo.
Autora Verónica O.M.
Continuará

ADOLESCENCIA 5

JEREMY Y YOLANDA 5
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Al día siguiente se encontraron, Yolanda marchaba hacia su casa, Jeremy salía de la suya.

-¡Hola Yolanda!
Dijo el muchacho algo nervioso.

-¡Hola! ¿dónde vas, Jeremy?

-Iba a casa de Israel.
-¿Y tú?

-¡A casa!

-¿Tienes un momento?

-¡Claro! ,¿qué quieres?
Preguntó Yolanda algo nerviosa, aunque lo disimulaba mucho mejor que él.

-Yolanda me gustaría que habláramos de lo de ayer, ¿podemos vernos en algún sitio?

Ella sintió como una oleada de calor en el rostro.
-¿Dónde quieres que nos veamos?

-Podríamos ir, tu y yo solos al rio, ¿qué dices?

-¡Bueno!, ¿y cuando quieres que vayamos?

-¡Pronto! que te parece si nos vemos dentro de un rato?

-¡Vale! aunque no sé que le voy a decir a mi madre.

-Dile que vas a ir a casa de María.

La jovencita no acostumbraba a decir mentiras, aunque en esta ocasión lo haría.
-¡Vale Jeremy! espérame en la entrada del camino.

-¡Te quiero Yolanda!
Dijo Jeremy impetuosamente.

-¡Te quiero Jeremy más que a mi vida!

-¡No tardes!

La jovencita se marchó, notaba como su corazón latía muy deprisa.

Jeremy la miró marchar, sintió como aquella bonita chica, era lo más importante para él.
Y marchó caminando despacio hacia el camino del rio.
Verónica O.M.
Continuará

sábado, 20 de enero de 2018

ADOLESCENCIA 4

JEREMY Y YOLANDA 4
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Los años fueron pasando despacito pero sin pausa.

Yolanda acababa de cumplir sus quince años, era una bonita chica bastante tímida cuando no conocía, pero con sus amigos, era abierta y espontánea.
Era totalmente imprevisible, lo mismo se acercaba a alguno de sus amigos y les plantaba un sonoro beso, que les daba un cachete, todo ello adornado con una sonora carcajada.

Jeremy a medida que crecía, se fue apartando un poco de ella, ya que imaginaba que aquel amor infantil que ella por el había sentido, había desaparecido para siempre, pero...

-¿Quien se apunta para ir mañana sábado al rio?
Fue María quien lo estaba proponiendo.

-¿Y eso para qué?
Preguntó Yolanda.

-¡Para bañarnos! y podríamos llevarnos la merienda.
-¿Quien se apunta?

-¡Yo! contestó Yolanda.

-¡Yo también! dijo Jeremy

-¡Yo! dijo Israel también

Al día siguiente los cuatro se encontraron en la plaza del pueblo y desde allí se dirigieron al tranquilo rio, desnudándose en cuanto llegaron, dejaron la ropas y meriendas encima de la hierba.

Jeremy de reojo miraba a Yolanda, tenía un bonito tipito de mujercita y notó como la deseaba.
También miró a María, al igual que Yolanda su tipito era bonito, pero el no sintió absolutamente nada al verla en bañador.
Jamás se pudo quitar de la cabeza su amor infantil que con el tiempo creció incluso más todavía.

Ya todos en bañador, se metieron en el rio gritando y alborotando ya que el agua estaba muy fría.

Con las manos cogió Yolanda agua y se la echó en la cara a Jeremy saliendo a escape de allí.

-¡Ahora verás!
Salió detrás de ella, para darle una buena tunda en el trasero, pero en vez de eso...

En cuanto la alcanzó.
-¡Yolanda te quiero!

La muchachita, como cuando era más niña se sonrojó, pero...
-¡También yo te quiero! Jeremy, nunca dejé de hacerlo.

María e Israel ajenos a todo, charlaban de sus cosas, a la vez que corrían por el río salpicándose de agua mutuamente.

Al rato salieron del agua y desenvolvieron sus bocadillos.

-Mi madre me lo ha preparado de jamón en dulce, ¿quien me lo cambia?
Fue Israel quien lo dijo.

-¡Yo! dijo María.
-La mía me lo puso de chorizo, te lo cambio Israel.

Yolanda sacó el suyo, era de tortilla.

Jeremy el suyo de salchichón.

Se sentaron en la orilla y merendaron, de vez en cuando Jeremy y Yolanda cruzaban sus miradas, si alguien los observase diría sin temor a equivocarse, que aquella parejita se amaba.
Verónica O.M.
Continuará

jueves, 18 de enero de 2018

ADOLESCENCIA 3

JEREMY Y YOLANDA 3
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Iban al mismo colegio, pero a cursos diferentes, debido a los dos años que se llevaban entre ellos.
En el patio se tropezaban cada día a eso de las 10,30 de la mañana, pero aquel día pasó algo muy curioso al encontrarse.

Yolanda intentó hacerse la despistada, ya que al haberlo visto su pequeño corazóncito le dió como un vuelco y si lo miraba a los ojos muy seguro que él se daría cuenta de eso y a ella le daba muchísima  vergüenza.

-¡Hola, Yolanda!
Estaba nervioso pero intentó disimularlo, si se observase detenidamente uno se daría cuenta que solo era una pose que muchísimo trabajo le estaba costando tenerla.

-¡No te había visto!
Dijo la niña, roja como una bella amapola.

-¿Yolanda, quieres que juguemos al pilla pilla?

-¡Bueno!

Jeremy esperó a que ella saliese corriendo para pillarla.

Ella echó a correr con tan mala suerte que cayó de rodillas haciéndose una heridita en ellas.

Jeremy se arrodilló a su lado preocupado.
-¿Te has hecho daño?

-¡Un poco, mira!

Los otros niños y niñas, jugaban sin haberse percatado de nada, sin duda disfrutando de aquel ratito de recreo.

-Te has hecho un poco de sangre en las rodillas, espera que moje mi pañuelo en el grifo y te limpie la herida.
El niño fué hacia el lavabo  que estaba muy cerca del patio y sacó su blanco pañuelo y lo desdobló, mojándolo a continuación.

Con muchísimo cuidado y mimo limpió sus rodillas pero antes de hacerlo.
-¡A lo mejor te escuece un poco!

Y si le escoció nada dijo.
Miraba a Jeremy con mucho cariño, sin duda por él sentía cosas muy bonitas, aunque a pesar de su edad esas cosas no le correspondiera sentir.

Jeremy se sintió feliz cuidándola, se hubiese cambiado por ella sin dudarlo, aunque sabía que no era posible hacerlo.

El timbre sonó  finalizando el tiempo de recreo. Los niños y niñas se dirigieron hacia la clase para seguir estudiando...
Verónica O.M.
Continuará

jueves, 11 de enero de 2018

ADOLESCENCIA 2

JEREMY Y YOLANDA 2
             
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Yolanda apenas durmió pensando en Jeremy y en aquel beso.
Al recordarlo sintió un escalofrío, el vello rubito de su cuerpo se erizó, igual o parecido a cuando sentía algo de frío.
No sabía si aquello era normal, ni tampoco el hecho de haberle confesado que lo quería. Ella misma se daba cuenta que no era lo lógico, ya que era una niña de apenas diez años.
Pero aquella confesión le salió sola, casi sin pensarlo.
Sus deditos de vez en cuando, los llevaba hacia sus labios, y en ellos depositaba inocentes besos.

Mientras tanto Jeremy tampoco dormía, no podía hacerlo ya que estaba muy nervioso.
No sabía si había hecho bien o no, besando a su amiguita, pero no pudo remediarlo. Se daba cuenta que aquello no era demasiado normal, apenas tenía doce años, y comprendía que los niños no piensan en esas cosas, pero si en jugar, y pasarlo bien.

Cuando se levantó, tenía unas ojeras impresionantes, su madre fue la primera que lo advirtió.

-¿Jeremy, te encuentras bien? llevas unas ojeras, que te llegan hasta el suelo.

El niño nunca decía mentiras, pero esta vez si lo hizo ya que su madre le estaría preguntando, hasta que se enterase.

-¡Me dolía la barriga!

-¿Y como no me avisaste? podía haberte preparado una manzanilla.

-¡No quise despertarte!

-¡Si otra vez te pasa, me despiertas!
-¿Ya te encuentras bien?

-¡Si, no te preocupes!

La madre de Yolanda, entró en la habitación para despertarla, ya que debía ir al colegio.
-¡Yolanda hija, despierta!

-¡Ya voy, pero tengo mucho sueño!

-¡Hija, si hace horas que duermes!

-Es verdad mama, ahora me levanto.
-¿Tu crees, que soy bonita mama?

-¡Vaya preguntitas a estas horas! pues claro que eres bonita, eres más que eso, eres preciosa.
-¿Porqué me preguntas eso, y a estas horas?

-¡Por nada, mama!

-¡Anda tunanta levántate!, mientras te preparo el desayuno.
Verónica
Continuará

sábado, 6 de enero de 2018

ADOLESCENCIA 1

JEREMY Y YOLANDA CAPÍTULO 1


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Jeremy y Yolanda, se estaban despidiendo hasta el día siguiente, que volverían de nuevo a jugar juntos, cuando de pronto al niño, se le ocurrió una fantástica idea.

-¿A que no eres capaz, de salir luego, cuando todos duerman en tu casa?

-¿Para qué, Jeremy?

-¡Para mirar las estrellas!, y pedirles un deseo.

-¡Mis padres no me dejaran!

-Pues sales, sin que te vean.

-De acuerdo, lo intentaré, aunque no sé, si lo conseguiré.

En casa de Yolanda al rato de cenar, marcharon todos a la cama, ella la primera, aunque...
La puerta que se encargaba ella de cerrar con las dos vueltas de llave, como su madre le había enseñado desde muy pequeña, aquella noche se había quedado sin echar.

Cuando todos dormían, muy sigilosa salió a la calle, allí estaba Jeremy esperándola sentado en la oscuridad.

-¡Ven Yolanda, desde aquí, se ven muy bien!

Y en el suelo, se sentó junto a el, a contemplarlas.

-¡Pide un deseo, y en silencio! Dijo Jeremy

-¡Pídelo tu también!

Se quedaron un rato contemplando lo bonitas que eran, y pidiendo aquel deseo.

-¿Que pediste tu Yolanda?

-¡Eso, no se puede decir!

-¿Y si te digo, yo lo que pedí?

-¡Bueno te lo diré! pero díme tu antes, que les pediste.

-¡Que siempre, quiero estar contigo! -¿Y tu, que les pediste?

-¡Casi lo mismo! que quiero ser tu novia, cuando sea más mayor.

Jeremy se sintió muy feliz, de lo sincera que había sido su amiguita, y en un gesto de espontaneidad le dio un beso en los labios.

Yolanda a pesar de estar avergonzada, le murmuró despacito
-¡Jeremy, te quiero!

-¡También yo te quiero! cuando seamos mayores, nos casaremos.

Al momento se despidieron, Yolanda entró con mucho cuidado a la casa, le dijo adiós con la mano, Jeremy todavía se quedó un rato más, saboreando aquel inocente beso. Mientras tanto Yolanda poniéndose su pijama, murmuraba despacito ¡Jeremy te quiero!
Verónica
Continuará.



Se compone de 62 entregas.  
Deseo os guste.                      

martes, 2 de enero de 2018

CIELO

Imagen de mi propiedad

Hermoso cielo
cuántos millones
de años existiendo.

Siempre te he mirado.

De niña ya te observaba
y me hacía preguntas
y ningún libro
me sacaba de dudas.

Ahora ya mayor
con la experiencia
que dan los años
y con esa fijación
por descubrir enigmas.
Quizás te parezca
muy osada
pero ya sé
lo que tanto
me ha preocupado.
Verónica O.M.