miércoles, 14 de noviembre de 2018
jueves, 16 de agosto de 2018
EL OJO QUE TODO LO VE
martes, 24 de julio de 2018
NO QUIERO IRME TODAVIA 24-25 FINAL
NO QUIERO IRME TODAVÍA CAPÍTULO N° 24 novela
Manuel escuchó la puerta al abrirse y se quedó en su escondrijo muy quietecito, su viuda acababa de entrar como un vendaval y la escuchó despotricar.
-¡Maldito seas por haberme hecho perder el tiempo!
Se quitó los zapatos y muy enfadada los lanzó debajo de la cama, con tan mala suerte para Manuel ya que un tacón se le clavó en la frente y lanzó un exagerado:
-¡Ayyy!
A continuación se desnudó, dejó caer todas sus prendas por el suelo, dirigiéndose hacia el baño.
-¡Después las recogeré!
Manuel escuchó el chorro del agua caer en la bañera, se la estaba imaginando frotándose su cuerpo desnudo y se sintió muy desgraciado, ya nunca podría tener relaciones sibilinosas con ella, ni con nadie.
Al poco rato el agua dejó de caer, Maite se encaminó hacia la habitación envuelta en una gran toalla. Desde su escondrijo Manuel no se perdía detalle.
La toalla quedó en el suelo, y notó como el cuerpo de ella cayó encima de la cama. El somier cedió un poco y quedó todavía más baja.
-¡Joder, que me aplastas!
Autora Verónica O.M.
Continuará
NO QUIERO IRME TODAVÍA CAPÍTULO N° 25 Y FINAL
A los cinco minutos Maite ya estaba dormida, el espíritu con mucho trabajo salió de debajo de la cama, y creyendo que ella no podría verlo se quedó un rato de pie contemplándola.
La mujer dormía boca arriba, y no llevaba nada encima, el espíritu muy lujurioso pareció calentarse, pero...
-¡Qué tonto soy, no podría ni aunque quisiese!
Y pensando que Maite no notaría su presencia se acostó a su lado sin atreverse a tocarla.
Sonó el despertador a las ocho de la mañana y Maite paró la alarma, Manuel como siempre ni se enteraba. Empezó a zarandearlo un poco.
-¡Manuel, despierta qué son las ocho!
El supuesto espíritu se despertó, y no sabía qué era lo que estaba pasando.
Allí estaba su mujer gritándole. Se preguntó como era posible si estaba muerto.
-¡Manuel, levántate que tenemos que ir al ambulatorio!, ¿o es que ya no te acordabas? ¡Vaya nochecita qué me has dado! no parabas quieto ni un momento y todo el tiempo dando patadas. Cada vez que tienes que ir al médico para mi es un suplicio, no me dejas ni pegar ojo de lo que te mueves. Levántate qué solo te van a sacar una muela, no sé a quién has salido tan miedoso. Me voy a la cocina a preparar el desayuno, no te entretengas qué tienes hora a las nueve y media, y todavía tienes que desayunar, ducharte y afeitarte.
La mujer ya había cogido su larga bata y cubrió su cuerpo desnudo con ella, salió de la habitación no sin antes decirle.
-¡Esta mañana, hay que ver lo raro qué estás!
Manuel se levantó corriendo, y se miró en el espejo de una de las puertas del armario, y se asustó, allí estaba él en calzoncillos, y no se acordaba de haberse desnudado, se le puso el vello de punta.
-¡Estoy vivo!
Y se echó a llorar como un niño.
Escuchó a Maite como trajinaba en la cocina, al momento ya la tenía otra vez en la habitación dispuesta a echarle una bronca, no la miró a los ojos, no quería que ella se diese cuenta que había llorado.
-¡Anda hombre, que vamos a llegar tarde!
-¡Ya voy mujer, voy un momento al lavabo!
Una vez allí, tiró del agua de la cisterna para que no se oyese su llanto, y lloró a lágrima viva.
Al rato se lavó la cara y salió dispuesto a desayunar, y se dijo algo más tranquilo.
-¡Sin duda, he tenido una pesadilla!
FIN
Autora Verónica O.M.
Muchas gracias a quien la siguió.
Deseo os haya gustado y sorprendido el final.
Desde el principio os vengo diciendo: Nada es lo que parece y ya veis que es cierto.
Simpática imagen de Internet |
Manuel escuchó la puerta al abrirse y se quedó en su escondrijo muy quietecito, su viuda acababa de entrar como un vendaval y la escuchó despotricar.
-¡Maldito seas por haberme hecho perder el tiempo!
Se quitó los zapatos y muy enfadada los lanzó debajo de la cama, con tan mala suerte para Manuel ya que un tacón se le clavó en la frente y lanzó un exagerado:
-¡Ayyy!
A continuación se desnudó, dejó caer todas sus prendas por el suelo, dirigiéndose hacia el baño.
-¡Después las recogeré!
Manuel escuchó el chorro del agua caer en la bañera, se la estaba imaginando frotándose su cuerpo desnudo y se sintió muy desgraciado, ya nunca podría tener relaciones sibilinosas con ella, ni con nadie.
Al poco rato el agua dejó de caer, Maite se encaminó hacia la habitación envuelta en una gran toalla. Desde su escondrijo Manuel no se perdía detalle.
La toalla quedó en el suelo, y notó como el cuerpo de ella cayó encima de la cama. El somier cedió un poco y quedó todavía más baja.
-¡Joder, que me aplastas!
Autora Verónica O.M.
Continuará
NO QUIERO IRME TODAVÍA CAPÍTULO N° 25 Y FINAL
A los cinco minutos Maite ya estaba dormida, el espíritu con mucho trabajo salió de debajo de la cama, y creyendo que ella no podría verlo se quedó un rato de pie contemplándola.
La mujer dormía boca arriba, y no llevaba nada encima, el espíritu muy lujurioso pareció calentarse, pero...
-¡Qué tonto soy, no podría ni aunque quisiese!
Y pensando que Maite no notaría su presencia se acostó a su lado sin atreverse a tocarla.
Sonó el despertador a las ocho de la mañana y Maite paró la alarma, Manuel como siempre ni se enteraba. Empezó a zarandearlo un poco.
-¡Manuel, despierta qué son las ocho!
El supuesto espíritu se despertó, y no sabía qué era lo que estaba pasando.
Allí estaba su mujer gritándole. Se preguntó como era posible si estaba muerto.
-¡Manuel, levántate que tenemos que ir al ambulatorio!, ¿o es que ya no te acordabas? ¡Vaya nochecita qué me has dado! no parabas quieto ni un momento y todo el tiempo dando patadas. Cada vez que tienes que ir al médico para mi es un suplicio, no me dejas ni pegar ojo de lo que te mueves. Levántate qué solo te van a sacar una muela, no sé a quién has salido tan miedoso. Me voy a la cocina a preparar el desayuno, no te entretengas qué tienes hora a las nueve y media, y todavía tienes que desayunar, ducharte y afeitarte.
La mujer ya había cogido su larga bata y cubrió su cuerpo desnudo con ella, salió de la habitación no sin antes decirle.
-¡Esta mañana, hay que ver lo raro qué estás!
Manuel se levantó corriendo, y se miró en el espejo de una de las puertas del armario, y se asustó, allí estaba él en calzoncillos, y no se acordaba de haberse desnudado, se le puso el vello de punta.
-¡Estoy vivo!
Y se echó a llorar como un niño.
Escuchó a Maite como trajinaba en la cocina, al momento ya la tenía otra vez en la habitación dispuesta a echarle una bronca, no la miró a los ojos, no quería que ella se diese cuenta que había llorado.
-¡Anda hombre, que vamos a llegar tarde!
-¡Ya voy mujer, voy un momento al lavabo!
Una vez allí, tiró del agua de la cisterna para que no se oyese su llanto, y lloró a lágrima viva.
Al rato se lavó la cara y salió dispuesto a desayunar, y se dijo algo más tranquilo.
-¡Sin duda, he tenido una pesadilla!
FIN
Autora Verónica O.M.
Muchas gracias a quien la siguió.
Deseo os haya gustado y sorprendido el final.
Desde el principio os vengo diciendo: Nada es lo que parece y ya veis que es cierto.
sábado, 21 de julio de 2018
NO QUIERO IRME TODAVÍA 23
NO QUIERO IRME TODAVÍA CAPÍTULO N°23 novela
Manuel caminaba al lado del diablo y con más miedo que vergüenza, por fin le había soltado de la oreja, ya no tenía que caminar a su paso tirado por su fuerza que era espectacular, además ahora ya no sentía esa gran quemazón que despedía su mano.
-¿Me vas a llevar al infierno?
-¡Claro! ¿dónde pensabas que iba a llevarte?
-¡No sé!
El espíritu estaba tan asustado, que un gran charco se formó a sus pies mojándole los zapatos.
-Anda, Manuel esto no me lo esperaba de ti si pareces una criatura, mucho me temo que no me vas a servir para nada, será mejor que vuelvas con tu mujercita.
Manuel estaba muy confundido, se preguntaba como el diablo le decía esas cosas, si aquello ya era imposible al estar muerto.
Pero como las ocasiones hay que cogerlas por los pelos, echó a correr y se dirigió hacia su casa, pensando en esconderse dónde el diablo jamás pudiera localizarlo.
Nada más entrar en el piso, se dio cuenta que Maite no estaba, por lo que decidió meterse debajo de la cama a esperarla, su trabajito le costó al ser baja, ya que del diablo no se fiaba...
Autora Verónica O.M.
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Manuel caminaba al lado del diablo y con más miedo que vergüenza, por fin le había soltado de la oreja, ya no tenía que caminar a su paso tirado por su fuerza que era espectacular, además ahora ya no sentía esa gran quemazón que despedía su mano.
-¿Me vas a llevar al infierno?
-¡Claro! ¿dónde pensabas que iba a llevarte?
-¡No sé!
El espíritu estaba tan asustado, que un gran charco se formó a sus pies mojándole los zapatos.
-Anda, Manuel esto no me lo esperaba de ti si pareces una criatura, mucho me temo que no me vas a servir para nada, será mejor que vuelvas con tu mujercita.
Manuel estaba muy confundido, se preguntaba como el diablo le decía esas cosas, si aquello ya era imposible al estar muerto.
Pero como las ocasiones hay que cogerlas por los pelos, echó a correr y se dirigió hacia su casa, pensando en esconderse dónde el diablo jamás pudiera localizarlo.
Nada más entrar en el piso, se dio cuenta que Maite no estaba, por lo que decidió meterse debajo de la cama a esperarla, su trabajito le costó al ser baja, ya que del diablo no se fiaba...
Autora Verónica O.M.
Continuará
jueves, 19 de julio de 2018
NO QUIERO IRME TODAVÍA 22
NO QUIERO IRME TODAVÍA CAPÍTULO N°22 novela
La mujer llegó al ambulatorio igual que una flecha, la administrativa que había tras el mostrador la miró un segundo, después siguió atendiendo el teléfono.
Maite sin esperar a que saliese Jorge a llamar a otro paciente, abrió la puerta y con lo que se encontró no le hizo maldita gracia.
Allí estaba su amor con los pantalones abajo, y una mujer de edad indescifrable con la falda arriba y sin...
Se puso roja como un pimiento morrón por la rabia, y sin pensarlo se abalanzó sobre él.
-¡Eres un sinvergüenza, y mujeriego! no entiendo como nunca me di cuenta, sin duda te cepillas a todas.
La otra intentaba bajarse la falda, que la llevaba enrollada cerca de sus axilas y la ropa interior no la encontraba.
Maite se encaró y señaló con el dedo.
-¡Y tú, una guarra!
Se acordó de lo que les pasó a ellos en otra ocasión, y como ella misma tuvo que huir por el pasillo. Ahora, aquella otra se enteraría, abrió la puerta de par en par a la vez que chilló a pleno pulmón.
-¡El médico está fornicando con una paciente!
Un matrimonio mayor pasaba por el pasillo e iban a la consulta de al lado. El hombre al ver aquello le dijo a su mujer.
-¡Anita, no mires!
-¿Qué dices, Roque? ¡Dios mio, lo que una tiene que llegar a ver a esta edad ¿Qué decías, Roque?
-¡Ya nada, mujer! cada día estás más sorda.
Los dos viejos estaban con los ojos muy abiertos, aquello hacía muchos años que lo tenían olvidado, ahora hablarían largo tiempo de ello. Y quien sabe si algo podrían intentar.
Maite se dirigió hacia el mostrador.
-¡Me quiero cambiar de médico!
-Un segundo, señora, que ahora la atiendo.
Autora Verónica O.M.
Continuará
Se acerca pronto el final, tan solo quedan tres capítulos...
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La mujer llegó al ambulatorio igual que una flecha, la administrativa que había tras el mostrador la miró un segundo, después siguió atendiendo el teléfono.
Maite sin esperar a que saliese Jorge a llamar a otro paciente, abrió la puerta y con lo que se encontró no le hizo maldita gracia.
Allí estaba su amor con los pantalones abajo, y una mujer de edad indescifrable con la falda arriba y sin...
Se puso roja como un pimiento morrón por la rabia, y sin pensarlo se abalanzó sobre él.
-¡Eres un sinvergüenza, y mujeriego! no entiendo como nunca me di cuenta, sin duda te cepillas a todas.
La otra intentaba bajarse la falda, que la llevaba enrollada cerca de sus axilas y la ropa interior no la encontraba.
Maite se encaró y señaló con el dedo.
-¡Y tú, una guarra!
Se acordó de lo que les pasó a ellos en otra ocasión, y como ella misma tuvo que huir por el pasillo. Ahora, aquella otra se enteraría, abrió la puerta de par en par a la vez que chilló a pleno pulmón.
-¡El médico está fornicando con una paciente!
Un matrimonio mayor pasaba por el pasillo e iban a la consulta de al lado. El hombre al ver aquello le dijo a su mujer.
-¡Anita, no mires!
-¿Qué dices, Roque? ¡Dios mio, lo que una tiene que llegar a ver a esta edad ¿Qué decías, Roque?
-¡Ya nada, mujer! cada día estás más sorda.
Los dos viejos estaban con los ojos muy abiertos, aquello hacía muchos años que lo tenían olvidado, ahora hablarían largo tiempo de ello. Y quien sabe si algo podrían intentar.
Maite se dirigió hacia el mostrador.
-¡Me quiero cambiar de médico!
-Un segundo, señora, que ahora la atiendo.
Autora Verónica O.M.
Continuará
Se acerca pronto el final, tan solo quedan tres capítulos...
miércoles, 18 de julio de 2018
NO QUIERO IRME TODAVÍA 21
NO QUIERO IRME TODAVÍA CAPÍTULO N°21 novela
Rabioso volvió a su capaza y se volvió a tumbar con tranquilidad.
Al parecer ya no había nadie que le fuese a perturbar.
La vidente tenía el pleno convencimiento de que el espíritu se había marchado, lo que no imaginaba era que el diablo le había hecho todo el trabajo...
-Su marido no la molestará nunca más.
Una sonrisilla maliciosa asomó a los ojos de Maite, estaba más que harta de las andadas de su difunto. Ahora ya la dejaría vivir en paz con el doctorcito.
-¿Está segura?
-¡Completamente! si me equivocase le devuelvo hasta el último céntimo.
-¿Cuánto le debo?
Preguntó a la vez que abría el bolso.
-Trescientos euros.
-No pensé que me saliese tan caro, solamente llevo encima doscientos.
Esmeralda pensó en lo rápido que había resuelto aquello.
-Está bien, doscientos son suficientes siempre y cuándo me recomiende a sus amistades. ¿Lo hará?
-Claro, cuándo se me presente la oportunidad.
Pagó y se marchó, deseosa de ir al ambulatorio y decírselo a Jorge.
Y hacia allí se encaminó, pero lo que se iba a encontrar no le iba a gustar...
Autora Verónica O.M
Continuará
 |
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Rabioso volvió a su capaza y se volvió a tumbar con tranquilidad.
Al parecer ya no había nadie que le fuese a perturbar.
La vidente tenía el pleno convencimiento de que el espíritu se había marchado, lo que no imaginaba era que el diablo le había hecho todo el trabajo...
-Su marido no la molestará nunca más.
Una sonrisilla maliciosa asomó a los ojos de Maite, estaba más que harta de las andadas de su difunto. Ahora ya la dejaría vivir en paz con el doctorcito.
-¿Está segura?
-¡Completamente! si me equivocase le devuelvo hasta el último céntimo.
-¿Cuánto le debo?
Preguntó a la vez que abría el bolso.
-Trescientos euros.
-No pensé que me saliese tan caro, solamente llevo encima doscientos.
Esmeralda pensó en lo rápido que había resuelto aquello.
-Está bien, doscientos son suficientes siempre y cuándo me recomiende a sus amistades. ¿Lo hará?
-Claro, cuándo se me presente la oportunidad.
Pagó y se marchó, deseosa de ir al ambulatorio y decírselo a Jorge.
Y hacia allí se encaminó, pero lo que se iba a encontrar no le iba a gustar...
Autora Verónica O.M
Continuará
domingo, 15 de julio de 2018
NO QUIERO IRME TODAVÍA 20
NO QUIERO IRME TODAVÍA CAPÍTULO N°20 novela
Las dos mujeres siguieron hablando, tampoco se percataron de quien había llegado sin hacer ningún ruido.
-¿Pero que ven mis ojos rojos? No me lo puedo creer, te encuentro temblando como un flan. Ya te puedes ir preparando, Manuel. El infierno te está esperando.
Diciendo esto lo cogió por la oreja izquierda y se lo llevó.
La vidente se dió cuenta de que algo extraordinario había sucedido, primero por los ojos desencajados del gato y el fortísimo maullido posterior.
-Miaauuuuuuu.
Salió de su capaza y fué hacia la puerta e hizo la tentativa de arañarla sin conseguirlo.
Ya sabéis... si no se tienen uñas no se puede, si se comen tampoco. Continúo...
Las dos mujeres salieron corriendo de la habitación.
-¿Se ha marchado el difunto?
El gato entendiéndola a la perfección empezó a mover frenéticamente el rabo.
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El espíritu estaba bastante preocupado y sabía qué aquello tenía mal final.
Y no se equivocaba...
Sintió como un golpe de calor detrás de él y se volvió a mirar, aunque imaginaba de quien se trataba.
Allí estaba el diablo con cara de pocos amigos, se echó a temblar temiendo su reacción.
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-¿Pero que ven mis ojos rojos? No me lo puedo creer, te encuentro temblando como un flan. Ya te puedes ir preparando, Manuel. El infierno te está esperando.
Diciendo esto lo cogió por la oreja izquierda y se lo llevó.
La vidente se dió cuenta de que algo extraordinario había sucedido, primero por los ojos desencajados del gato y el fortísimo maullido posterior.
-Miaauuuuuuu.
Salió de su capaza y fué hacia la puerta e hizo la tentativa de arañarla sin conseguirlo.
Ya sabéis... si no se tienen uñas no se puede, si se comen tampoco. Continúo...
Las dos mujeres salieron corriendo de la habitación.
-¿Se ha marchado el difunto?
El gato entendiéndola a la perfección empezó a mover frenéticamente el rabo.
-Su problema ya empieza a solucionarse.
Autora Verónica O.M.
Continuará
QUÉ PASÉIS UN FELIZ DÍA 🌻
Continuará
QUÉ PASÉIS UN FELIZ DÍA 🌻
viernes, 13 de julio de 2018
NO QUIERO IRME TODAVÍA 19
NO QUIERO IRME TODAVÍA CAPÍTULO N°19 novela
La vidente hablaba por boca de Manuel y le transmitió a su viuda todo lo que él le quiso decir...
-Manuel no le corresponde estar aquí, su sitio está en otro lugar.
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La vidente hablaba por boca de Manuel y le transmitió a su viuda todo lo que él le quiso decir...
-Manuel no le corresponde estar aquí, su sitio está en otro lugar.
-¿Dónde, en el infierno?
El espíritu estaba un tanto asustado, ahora que ya lo habían descubierto. Odiaba al gato, y lo miró con tanto odio que Rabioso le lanzó un exagerado:
-Miaaauuuu.
-Miaaauuuu.
Manuel se puso a buen recaudo, y se colocó detrás de Maite creyendo que el gato de un momento a otro se le lanzaría otra vez, pero no fue así.
-¡Ya te puedes retirar, Rabioso! Ve a merendar, te preparé algo que te va a encantar.
El gato movía el rabo, y muy contento se dirigió hacia la cocina, allí tenía su plato de acero inoxidable con un gran trozo de bizcocho que en un plis plas devoró. Después se metió en su camita, una gran capaza de cuadros de color marrón, dispuesto a echar una cabezadita.
El espíritu lo había agotado en demasía...
Autora Verónica O.M.El espíritu lo había agotado en demasía...
Continuará
miércoles, 11 de julio de 2018
NO QUIERO IRME TODAVÍA 18
NO QUIERO IRME TODAVÍA CAPÍTULO N°18 novela
Al fin... Manuel se dio cuenta que Maite le hablaba a él, aunque tenía su vista clavada en el gato, temeroso de que se lanzara encima otra vez. De reojo la miraba, y le pareció muy hermosa a pesar de haber estado llorando. La notaba nerviosa y vulnerable, y todo por su culpa al no haber aceptado no pertenecer al mundo de los vivos. Con pena pensó que todo lo que había sucedido ya no tenía remedio, y si pudiera volver atrás con los ojos cerrados lo haría, aunque se le revolvían las tripas al pensar que Maite y el medicucho tuviesen aquel tipo de relación.
-¿Está mejor?
Le preguntó la vidente.
-Sí, más o menos ¿qué me dio a beber?
-Nada que le vaya a hacer mal. Es un licor casero de naranja y un toque de ron. ¿No le gustó?
-Si. Además me calmó.
Esmeralda sonrió...
-¿Se convence ahora de que su marido no se marchó?
-¿Y qué quiere de mi?
-Eso debería usted preguntárselo?
-¿Y dónde está?
-Rabioso se lo dirá.
El gato se dirigió hacia un rincón de la habitación en dónde Manuel estaba semi escondido detrás de una frondosa planta. Se paró frente a él moviendo el rabo.
Maite se dirigió hacia allí y le preguntó:
-¿Qué quieres de mi?
Esmeralda estaba en silencio y atenta a lo que allí acontecía.
-Toda la culpa ha sido del diablo, me vino a visitar antes de morir.
-¿Qué tiene que ver aquí el diablo?
-¡Todo! me dio poderes que yo aproveché en mi beneficio. Se me cruzaron los cables al ver que tú y el medicucho...
-Me tenias abandonada, ni pensabas en mis necesidades.
Manuel pensó que tenía razón, hacía mucho que no tenían relaciones y ella siempre había sido muy fogosa.
Infinidad de veces había llevado chupones en el cuello y arañazos por el cuerpo.
En aquel momento se dió cuenta de que ella tenía adicción al sexo.
Autora Verónica O.M.
Continuará
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-¿Está mejor?
Le preguntó la vidente.
-Sí, más o menos ¿qué me dio a beber?
-Nada que le vaya a hacer mal. Es un licor casero de naranja y un toque de ron. ¿No le gustó?
-Si. Además me calmó.
Esmeralda sonrió...
-¿Se convence ahora de que su marido no se marchó?
-¿Y qué quiere de mi?
-Eso debería usted preguntárselo?
-¿Y dónde está?
-Rabioso se lo dirá.
El gato se dirigió hacia un rincón de la habitación en dónde Manuel estaba semi escondido detrás de una frondosa planta. Se paró frente a él moviendo el rabo.
Maite se dirigió hacia allí y le preguntó:
-¿Qué quieres de mi?
Esmeralda estaba en silencio y atenta a lo que allí acontecía.
-Toda la culpa ha sido del diablo, me vino a visitar antes de morir.
-¿Qué tiene que ver aquí el diablo?
-¡Todo! me dio poderes que yo aproveché en mi beneficio. Se me cruzaron los cables al ver que tú y el medicucho...
-Me tenias abandonada, ni pensabas en mis necesidades.
Manuel pensó que tenía razón, hacía mucho que no tenían relaciones y ella siempre había sido muy fogosa.
Infinidad de veces había llevado chupones en el cuello y arañazos por el cuerpo.
En aquel momento se dió cuenta de que ella tenía adicción al sexo.
Autora Verónica O.M.
Continuará
lunes, 9 de julio de 2018
NO QUIERO IRME TODAVÍA 17
NO QUIERO IRME TODAVÍA CAPÍTULO N°17 novela
Autora Verónica O.M.
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Maite se estaba haciendo a la idea de que en todo momento había estado acompañada de su difunto, no podía verlo como era natural, pero....
Le dio un arrebato histérico.
-¿Así que nunca te fuiste, Manuel?
Lo dijo gritando y unos grandes lagrimones asomaron a sus bonitos ojos verdes.
El espíritu muy dañado por el ataque del gato, deseaba salir de allí a escape aunque ya no se atrevía, se quedó allí a la espera muy preocupado, se puso a la defensiva por si otra vez el gato se le tiraba encima, casi no escuchó lo que su viuda le decía.
Pensó qué ojalá no se hubiese muerto, todo aquello se lo hubiese ahorrado.
Maite volvió a la carga
-¿No me oyes? eres un mentecato, además de muy estúpido y manipulador.
Y empezó de nuevo a llorar, y ya no supo parar hasta pasado un buen rato.
Esmeralda salió de la habitación, acompañada de Rabioso, y miraba sus uñas con pena, se le habían roto todas.
-No te preocupes tanto por tus uñas, después te haré la manicura.
El gato más contento siguió a su dueña, y tan listo como era sabía lo que Esmeralda había ido a buscar.
El gato más contento siguió a su dueña, y tan listo como era sabía lo que Esmeralda había ido a buscar.
La mujer abrió un armario y sacó una botellita de color caramelo, también un vaso, volvió de nuevo a la habitación y se lo puso en la mano de Maite.
-¡Bébase esto! le hará bien.
Y sin rechistar se lo tomó de un trago.
Esmeralda de nuevo tomó asiento, esperando que a su clienta aquello le hiciese efecto.
Continuará
viernes, 6 de julio de 2018
NO QUIERO IRME TODAVÍA 16
NO QUIERO IRME TODAVÍA CAPÍTULO N°16 novela
La vidente entró de nuevo en la consulta, se sentó de nuevo enfrente de Maite y la miró con semblante serio.
-Me temo que no cree en lo que le digo.
-No demasiado, la verdad.
-Le voy a dar una prueba.
Dicho esto giró la cara hacía la puerta y se dispuso a...
-¡Rabioso, ven y trae al espíritu!
El gato enseñó a Manuel sus afiladas uñas, y no le quedó más remedio que entrar dónde el felino le obligaba.
-¡Rabioso, ven!
El gato se acercó al lado de su dueña.
-¡Mírele las uñas con atención!
Maite las miró sin comprender absolutamente nada, y escuchó a la vidente decirle al gato.
-¡Peléa con él!
El gato se le tiró encima y le arañó por todas partes y con gran brutalidad.
Manuel permanecía acojonado y no se atrevía ni a moverse.
Mientras tanto Maite no entendía lo que allí sucedía, ya que el gato parecía haberse vuelto loco.
-¡Rabioso, enséñale a esta señora las uñas!
El gato se acercó a ella, y cual fue su asombro al ver que no le quedaba ni una en condiciones.
-Él solo no puede hacerse eso si no es peleando con alguien.
Maite comprendió que aquello era cierto, y se le erizó el vello pensando que el espíritu de Manuel era el que estaba ocasionando todos sus problemas.
Autora Verónica O.M.
Continuará
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La vidente entró de nuevo en la consulta, se sentó de nuevo enfrente de Maite y la miró con semblante serio.
-Me temo que no cree en lo que le digo.
-No demasiado, la verdad.
-Le voy a dar una prueba.
Dicho esto giró la cara hacía la puerta y se dispuso a...
-¡Rabioso, ven y trae al espíritu!
El gato enseñó a Manuel sus afiladas uñas, y no le quedó más remedio que entrar dónde el felino le obligaba.
-¡Rabioso, ven!
El gato se acercó al lado de su dueña.
-¡Mírele las uñas con atención!
Maite las miró sin comprender absolutamente nada, y escuchó a la vidente decirle al gato.
-¡Peléa con él!
El gato se le tiró encima y le arañó por todas partes y con gran brutalidad.
Manuel permanecía acojonado y no se atrevía ni a moverse.
Mientras tanto Maite no entendía lo que allí sucedía, ya que el gato parecía haberse vuelto loco.
-¡Rabioso, enséñale a esta señora las uñas!
El gato se acercó a ella, y cual fue su asombro al ver que no le quedaba ni una en condiciones.
-Él solo no puede hacerse eso si no es peleando con alguien.
Maite comprendió que aquello era cierto, y se le erizó el vello pensando que el espíritu de Manuel era el que estaba ocasionando todos sus problemas.
Autora Verónica O.M.
Continuará
jueves, 5 de julio de 2018
NO QUIERO IRME TODAVÍA 15
NO QUIERO IRME TODAVÍA CAPÍTULO N°15 novela
Al rato de estar en la consulta, Maite empezó a sentirse mejor ya que parecía que aquella mujer la podría ayudar. No creía en espíritus y menos en esos que hacen daño intencionado. Pero a pesar de no creer, allí estaba esperando que solución aquella vidente encontraba para su problema.
-El espíritu de su marido debe irse hacia dónde debe, no le corresponde estar aquí, y depende lo bueno o malo que haya sido deberá irse a un lugar u otro.
¿Como era su marido, bueno o malo?
-Mi marido era normal, supongo que como somos todos.
-Pues yo intuyo que no era demasiado bueno, aún es más pienso que era perverso, y que su espíritu lo sigue siendo.
-Mi marido no era así como usted lo pinta.
-Me parece a mi que usted no lo conocía en absoluto.
La vidente buscaba con la mirada a Rabioso, su gato, y al no verlo por allí...
-Espere un momento por favor que ahora vuelvo.
Esmeralda al salir de la habitación, llamó al gato.
-¿Rabioso, dónde estás?
-Miau, miau, miauuuuu.
La mujer se dirigió hacia la entrada de la vivienda, ya que al parecer sus maullidos llegaban desde allí.
-¿Rabioso, qué haces aquí?
El gato estaba sentado enfrente de la misma puerta, y se estaba afilando algunas uñas, ya que al parecer en la pelea que tuvo con el espíritu de Manuel se le habían roto.
-Rabioso, ya te peleaste con alguien?
El gato que la entendía a la perfección movía la cola afirmando.
-¿No será con alguien que acompañaba a la mujer?
Rabioso, con desenfreno la volvió a mover.
-¿Y dónde está ahora?
El gato la miró y empezó a arañar la puerta.
-¡Tráelo para dento!
Esmeralda le abrió la puerta, Rabioso se dirigió a la calle en su busca.
El espíritu de Manuel en cuanto lo vio echó a correr.
Y sin darse cuenta, ya estaba otra vez dentro de aquel lugar del que anteriormente tuvo que salir a escape.
-¡Seré gilipollas!
Rabioso entró detrás de él y con la cabeza cerró la puerta.
Autora Verónica O.M.
Continuaráu
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Al rato de estar en la consulta, Maite empezó a sentirse mejor ya que parecía que aquella mujer la podría ayudar. No creía en espíritus y menos en esos que hacen daño intencionado. Pero a pesar de no creer, allí estaba esperando que solución aquella vidente encontraba para su problema.
-El espíritu de su marido debe irse hacia dónde debe, no le corresponde estar aquí, y depende lo bueno o malo que haya sido deberá irse a un lugar u otro.
¿Como era su marido, bueno o malo?
-Mi marido era normal, supongo que como somos todos.
-Pues yo intuyo que no era demasiado bueno, aún es más pienso que era perverso, y que su espíritu lo sigue siendo.
-Mi marido no era así como usted lo pinta.
-Me parece a mi que usted no lo conocía en absoluto.
La vidente buscaba con la mirada a Rabioso, su gato, y al no verlo por allí...
-Espere un momento por favor que ahora vuelvo.
Esmeralda al salir de la habitación, llamó al gato.
-¿Rabioso, dónde estás?
-Miau, miau, miauuuuu.
La mujer se dirigió hacia la entrada de la vivienda, ya que al parecer sus maullidos llegaban desde allí.
-¿Rabioso, qué haces aquí?
El gato estaba sentado enfrente de la misma puerta, y se estaba afilando algunas uñas, ya que al parecer en la pelea que tuvo con el espíritu de Manuel se le habían roto.
-Rabioso, ya te peleaste con alguien?
El gato que la entendía a la perfección movía la cola afirmando.
-¿No será con alguien que acompañaba a la mujer?
Rabioso, con desenfreno la volvió a mover.
-¿Y dónde está ahora?
El gato la miró y empezó a arañar la puerta.
-¡Tráelo para dento!
Esmeralda le abrió la puerta, Rabioso se dirigió a la calle en su busca.
El espíritu de Manuel en cuanto lo vio echó a correr.
Y sin darse cuenta, ya estaba otra vez dentro de aquel lugar del que anteriormente tuvo que salir a escape.
-¡Seré gilipollas!
Rabioso entró detrás de él y con la cabeza cerró la puerta.
Autora Verónica O.M.
Continuaráu
martes, 3 de julio de 2018
NO QUIERO IRME TODAVÍA 14
NO QUIERO IRME TODAVÍA CAPÍTULO N°14 novela
A las cinco menos diez de la tarde Maite ya estaba en la puerta de la consulta. Sentía un gran nerviosismo ya que nunca antes había acudido a un sitio como ese.
Acompañándola iba el espíritu de su marido y él se preguntaba que hacía en un lugar como aquel tan extraño, aunque pensó que para salir de su rutina no estaría nada mal.
Maite ya decidida a entrar, llamó al timbre.
Al instante abrió la puerta la persona que la había atendido por teléfono.
-¡Buenas tardes! Pase a la salita, Esmeralda en un momento la atenderá.
Maite entró en aquella salita tan extraña.
Unas sillas confortables de color negro descansaban junto a la pared del fondo, y unos cuadros con sofisticados dibujos que ella no entendía le dieron la bienvenida. En el centro de la estancia una pequeña mesa repleta de revistas esotéricas.
Decidió sentarse. Y observó que la iluminación era muy tenue, haciendo de aquel lugar algo misterioso.
Cinco minutos después la secretaria hizo nuevo acto de aparición.
-¡Puede pasar, Esmeralda la espera.
Maite caminó detrás de ella, y entró en una gran habitación que hacía las veces de consulta. La iluminación era todavía más precaria y parecía un lugar fantasmal.
-¡Siéntese por favor!
Un gato negro se paseaba por la habitación y parecía que había percibido algo que no le había gustado en absoluto.
Sacó su agresividad, y atacó al espíritu de Manuel que decidió salir de aquella habitación y esperar a Maite en la calle.
-¿Qué desea consultar?
-Últimamente me pasan cosas bastante extrañas, y no sé a lo que es debido.
La vidente gracias al gato ya se había percatado de que aquella nueva clienta no había venido sola.
-Le pasan esas cosas debido a que tiene un espíritu a su lado, y no la dejará tranquila hasta que se vaya dónde se debe ir.
-¿Cómo que tengo un espíritu?
-¿A muerto alguien de su familia últimamente?
Preguntó Esmeralda con el rostro muy serio
-Si, mi marido.
-Su espíritu es el que la está extorsionando.
-No creo en espíritus.
-¿Entonces qué hace aquí?
-Una conocida me dio su número y vine para que me ayude.
-Si es así, déjese ayudar.
Mientras tanto Manuel se preguntaba como aquel feo gato lo había descubierto si nadie podía verlo.
Autora Verónica O.M.
Continuará
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A las cinco menos diez de la tarde Maite ya estaba en la puerta de la consulta. Sentía un gran nerviosismo ya que nunca antes había acudido a un sitio como ese.
Acompañándola iba el espíritu de su marido y él se preguntaba que hacía en un lugar como aquel tan extraño, aunque pensó que para salir de su rutina no estaría nada mal.
Maite ya decidida a entrar, llamó al timbre.
Al instante abrió la puerta la persona que la había atendido por teléfono.
-¡Buenas tardes! Pase a la salita, Esmeralda en un momento la atenderá.
Maite entró en aquella salita tan extraña.
Unas sillas confortables de color negro descansaban junto a la pared del fondo, y unos cuadros con sofisticados dibujos que ella no entendía le dieron la bienvenida. En el centro de la estancia una pequeña mesa repleta de revistas esotéricas.
Decidió sentarse. Y observó que la iluminación era muy tenue, haciendo de aquel lugar algo misterioso.
Cinco minutos después la secretaria hizo nuevo acto de aparición.
-¡Puede pasar, Esmeralda la espera.
Maite caminó detrás de ella, y entró en una gran habitación que hacía las veces de consulta. La iluminación era todavía más precaria y parecía un lugar fantasmal.
-¡Siéntese por favor!
Un gato negro se paseaba por la habitación y parecía que había percibido algo que no le había gustado en absoluto.
Sacó su agresividad, y atacó al espíritu de Manuel que decidió salir de aquella habitación y esperar a Maite en la calle.
-¿Qué desea consultar?
-Últimamente me pasan cosas bastante extrañas, y no sé a lo que es debido.
La vidente gracias al gato ya se había percatado de que aquella nueva clienta no había venido sola.
-Le pasan esas cosas debido a que tiene un espíritu a su lado, y no la dejará tranquila hasta que se vaya dónde se debe ir.
-¿Cómo que tengo un espíritu?
-¿A muerto alguien de su familia últimamente?
Preguntó Esmeralda con el rostro muy serio
-Si, mi marido.
-Su espíritu es el que la está extorsionando.
-No creo en espíritus.
-¿Entonces qué hace aquí?
-Una conocida me dio su número y vine para que me ayude.
-Si es así, déjese ayudar.
Mientras tanto Manuel se preguntaba como aquel feo gato lo había descubierto si nadie podía verlo.
Autora Verónica O.M.
Continuará
domingo, 1 de julio de 2018
NO QUIERO IRME TODAVIA 13
NO QUIERO IRME TODAVÍA CAPÍTULO N°13 novela
A la mañana siguiente, Maite llevaba el rostro con un aspecto demacrado. Iba camino de hacer algo de compra, desde que se había quedado viuda apenas cocinaba, se arreglaba con cualquier cosa. No se daba cuenta pero aquello no era bueno para ella, como tampoco lo sería para nadie.
Al salir a la calle se tropezó con una vecina que vivía en la otra acera.
-¡Hola Maite, cuánto tiempo! Me he enterado hace poco lo de tu marido, pensaba hacerte una visita cuándo estuvieses mejor. Me han dicho que no lo llevas nada bien, solo hay que mirarte la cara para darte cuenta de que así es.
Dicho esto, la mujer la besó en las mejillas dándole una palmadita en la espalda para reconfortarla.
-¡No me encuentro demasiado bien!
Dijo Maite con la voz muy apagada.
La otra mujer de nombre María, pensó que estaba muchísimo peor de lo que le habían contado.
Y muy dada como era en consultar a supuestas videntes, apuntó la dirección y teléfono de una, que según ella misma era buenísima, ya que en alguna ocasión la había ayudado.
Se despidieron con un hasta pronto, y Maite ya con el papelito en la mano, sacó de su bolso el teléfono móvil y marcó el número.
Al otro lado de la línea una voz de mujer escuchó.
-Está hablando con Carmen la secretaria de la vidente Esmeralda. ¿Qué desea?
-Una conocida me dió este número y dirección, desearía venir a la consulta.
-¿Le va bien esta tarde a las cinco?
-¡Si, perfecto!
-A las cinco, Esmeralda la atenderá.
-¡Muchas gracias!
Colgó el teléfono y se lo quedó mirando un poco ida.
-¡Espero que pueda ayudarme!
Algo más contenta y esperanzada.se dispuso a comprar lo que necesitaba.
Autora Verónica O.M.
Continuará
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Al salir a la calle se tropezó con una vecina que vivía en la otra acera.
-¡Hola Maite, cuánto tiempo! Me he enterado hace poco lo de tu marido, pensaba hacerte una visita cuándo estuvieses mejor. Me han dicho que no lo llevas nada bien, solo hay que mirarte la cara para darte cuenta de que así es.
Dicho esto, la mujer la besó en las mejillas dándole una palmadita en la espalda para reconfortarla.
-¡No me encuentro demasiado bien!
Dijo Maite con la voz muy apagada.
La otra mujer de nombre María, pensó que estaba muchísimo peor de lo que le habían contado.
Y muy dada como era en consultar a supuestas videntes, apuntó la dirección y teléfono de una, que según ella misma era buenísima, ya que en alguna ocasión la había ayudado.
Se despidieron con un hasta pronto, y Maite ya con el papelito en la mano, sacó de su bolso el teléfono móvil y marcó el número.
Al otro lado de la línea una voz de mujer escuchó.
-Está hablando con Carmen la secretaria de la vidente Esmeralda. ¿Qué desea?
-Una conocida me dió este número y dirección, desearía venir a la consulta.
-¿Le va bien esta tarde a las cinco?
-¡Si, perfecto!
-A las cinco, Esmeralda la atenderá.
-¡Muchas gracias!
Colgó el teléfono y se lo quedó mirando un poco ida.
-¡Espero que pueda ayudarme!
Algo más contenta y esperanzada.se dispuso a comprar lo que necesitaba.
Autora Verónica O.M.
Continuará
NO QUIERO IRME TODAVÍA 12
NO QUIERO IRME TODAVÍA CAPÍTULO N°12 novela
Jorge se vistió más deprisa de lo habitual, tenía ganas de salir del piso de Maite, aunque pensaba que ella no se daba cuenta. Pero estaba muy equivocado.
Ella lo miraba por el rabillo del ojo, se sentía decepcionada aunque tampoco quería que él se diese cuenta de ello.
Ya, una larga bata tapaba su desnudo cuerpo.
-Maite me tengo que marchar, mañana he de madrugar. Tengo un montón de pacientes, libra uno de mis compañeros y su trabajo nos lo han colocado a dos. ¡Qué harto estoy de trabajar!
-¿Cuándo nos volveremos a ver, Jorge?
-Ya te llamaré.
Si Maite se hubiese dejado llevar por su instinto le hubiese pegado, pero...
Se despidieron con un frío beso, y Jorge salió a escape de allí nada más cerrar la puerta. Aquello no le empezaba a gustar, no entendía lo que sucedía pero intuía que detrás de todo había algo extraño.
Maite se sentó en el sofá a llorar, de vez en cuando gritaba y se tapaba la boca para que sus vecinos no la escuchasen. Llegó a morderse también los puños.
Mientras tanto, el espíritu de su marido se reía porque les había fastidiado.
-¡Ja, ja, ja!
Autora Verónica O.M.
Continuará
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Jorge se vistió más deprisa de lo habitual, tenía ganas de salir del piso de Maite, aunque pensaba que ella no se daba cuenta. Pero estaba muy equivocado.
Ella lo miraba por el rabillo del ojo, se sentía decepcionada aunque tampoco quería que él se diese cuenta de ello.
Ya, una larga bata tapaba su desnudo cuerpo.
-Maite me tengo que marchar, mañana he de madrugar. Tengo un montón de pacientes, libra uno de mis compañeros y su trabajo nos lo han colocado a dos. ¡Qué harto estoy de trabajar!
-¿Cuándo nos volveremos a ver, Jorge?
-Ya te llamaré.
Si Maite se hubiese dejado llevar por su instinto le hubiese pegado, pero...
Se despidieron con un frío beso, y Jorge salió a escape de allí nada más cerrar la puerta. Aquello no le empezaba a gustar, no entendía lo que sucedía pero intuía que detrás de todo había algo extraño.
Maite se sentó en el sofá a llorar, de vez en cuando gritaba y se tapaba la boca para que sus vecinos no la escuchasen. Llegó a morderse también los puños.
Mientras tanto, el espíritu de su marido se reía porque les había fastidiado.
-¡Ja, ja, ja!
Autora Verónica O.M.
Continuará
sábado, 30 de junio de 2018
NO QUIERO IRME TODAVÍA 11
NO QUIERO IRME TODAVÍA CAPÍTULO N°11 novela
A las ocho de la tarde, Jorge se presentó en el piso de Maite, estuvo tentado de no ir, pero a última hora decidió que si quería quedar bien era obligado hacerlo.
Llamó al timbre, al instante Maite le abrió la puerta, y no tenía muy buena cara que digamos.
-¡Pasa Jorge, cariño!
Al entrar se dieron un beso en los labios.
-¿Qué te pasa, Maite?
-¡Nada!
-¿Como que nada? Si se te nota a la legua.
-Si te lo digo te echarás a reír.
-Anda, dímelo.
-Últimamente, están pasando cosas muy raras.
-¿Como de raras?
-Ya sabes. Lo del otro día, lo de hoy en el ambulatorio, y además para rematarlo se me estrelló una botellita de body milk en las baldosas del lavabo, y te aseguro que yo no lo hice.
-¿Y entonces quien fue?
-¿Tu piensas que puedo estar loca?
-Pues claro que no, tontina, lo que estás es muy rica.
-¡Mira que eres exagerado! ¿Lo dices de verdad?
-Claro que si. Entremos en el dormitorio que te lo voy a demostrar.
Jorge se desnudó y metió entre las sábanas, Maite hizo lo mismo.
Antes de entrar en acción, el espíritu que los estaba observando, se cabreó al verlos a punto de...
Arrancó las sábanas de la cama, las tiró al suelo, y las pisoteó.
Claro está, que ellos esta parte no la podían ver, pero si lo que había pasado y se asustaron bastante.
Jorge, con su sexo ya encogido, y ella un tanto histérica, decidieron dejarlo para otro día.
El espíritu contentísimo, saltaba de alegría
-Bien, bien, bien, ja, ja, ja.
Autora Verónica O.M.
Continuará
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A las ocho de la tarde, Jorge se presentó en el piso de Maite, estuvo tentado de no ir, pero a última hora decidió que si quería quedar bien era obligado hacerlo.
Llamó al timbre, al instante Maite le abrió la puerta, y no tenía muy buena cara que digamos.
-¡Pasa Jorge, cariño!
Al entrar se dieron un beso en los labios.
-¿Qué te pasa, Maite?
-¡Nada!
-¿Como que nada? Si se te nota a la legua.
-Si te lo digo te echarás a reír.
-Anda, dímelo.
-Últimamente, están pasando cosas muy raras.
-¿Como de raras?
-Ya sabes. Lo del otro día, lo de hoy en el ambulatorio, y además para rematarlo se me estrelló una botellita de body milk en las baldosas del lavabo, y te aseguro que yo no lo hice.
-¿Y entonces quien fue?
-¿Tu piensas que puedo estar loca?
-Pues claro que no, tontina, lo que estás es muy rica.
-¡Mira que eres exagerado! ¿Lo dices de verdad?
-Claro que si. Entremos en el dormitorio que te lo voy a demostrar.
Jorge se desnudó y metió entre las sábanas, Maite hizo lo mismo.
Antes de entrar en acción, el espíritu que los estaba observando, se cabreó al verlos a punto de...
Arrancó las sábanas de la cama, las tiró al suelo, y las pisoteó.
Claro está, que ellos esta parte no la podían ver, pero si lo que había pasado y se asustaron bastante.
Jorge, con su sexo ya encogido, y ella un tanto histérica, decidieron dejarlo para otro día.
El espíritu contentísimo, saltaba de alegría
-Bien, bien, bien, ja, ja, ja.
Autora Verónica O.M.
Continuará
jueves, 28 de junio de 2018
NO QUIERO IRME TODAVÍA 10
NO QUIERO IRME TODAVÍA CAPÍTULO N°10 novela
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Maite ya había llegado a su hogar, iba feliz por un lado y cabreada por el otro. Feliz, porque Jorge la había perdonado, y cabreada por haber tenido que salir de la consulta de estampida.
Últimamente estaban pasando cosas un tanto extrañas y desde que su marido había fallecido.
Se duchó nada más llegar, y pensó que Jorge más tarde vendría para estar con ella ya que se habían quedado a medias.
Pobre ilusa, a medias con ella, pero...
Ya duchada y secado su cuerpo, se puso una loción muy hidratante en todo el cuerpo, se había puesto más de la cuenta y se quitó el exceso con una toalla.
Mientras tanto Manuel en su estado de espíritu, la miraba y pensó que estaba bastante apetecible, aunque ya nada podía tener con ella. Se enfureció consigo mismo y dio una patada a la botella de loción que salió disparada por el aire y dejando las baldosas del cuarto de baño bien pringadas.
-¡Me voy a volver loca, no se lo que me está pasando! ¿Estaré sufriendo alucinaciones?
Tocó las baldosas y efectivamente estaban pringadas. Se preguntó que como había podido pasar si la botellita la había puesto encima del lavabo.
Manuel al darse cuenta que Maite se estaba preocupando
-¡Ja, ja, ja, ja, ja, ja! Qué bien me lo paso. Esta como se descuide va derechita al manicomio y el medicucucho calentorro también, aunque a diferente pabellón que de eso me encargo yo...
Autora Verónica O.M.
Continuará
Últimamente estaban pasando cosas un tanto extrañas y desde que su marido había fallecido.
Se duchó nada más llegar, y pensó que Jorge más tarde vendría para estar con ella ya que se habían quedado a medias.
Pobre ilusa, a medias con ella, pero...
Ya duchada y secado su cuerpo, se puso una loción muy hidratante en todo el cuerpo, se había puesto más de la cuenta y se quitó el exceso con una toalla.
Mientras tanto Manuel en su estado de espíritu, la miraba y pensó que estaba bastante apetecible, aunque ya nada podía tener con ella. Se enfureció consigo mismo y dio una patada a la botella de loción que salió disparada por el aire y dejando las baldosas del cuarto de baño bien pringadas.
-¡Me voy a volver loca, no se lo que me está pasando! ¿Estaré sufriendo alucinaciones?
Tocó las baldosas y efectivamente estaban pringadas. Se preguntó que como había podido pasar si la botellita la había puesto encima del lavabo.
Manuel al darse cuenta que Maite se estaba preocupando
-¡Ja, ja, ja, ja, ja, ja! Qué bien me lo paso. Esta como se descuide va derechita al manicomio y el medicucucho calentorro también, aunque a diferente pabellón que de eso me encargo yo...
Autora Verónica O.M.
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miércoles, 27 de junio de 2018
NO QUIERO IRME TODAVÍA 9
NO QUIERO IRME TODAVÍA CAPÍTULO N°9 novela
La vieja sin pudor alguno se medio desnudó, había que verla lo rápidamente que lo hizo, parecía como si de aquello dependiera su vida.
El médico interiormente se hacía cruces.
-¡Que bajo he caído, Dios mio!
Isabel estaba encantadísima, nunca lo había hecho con alguien a quien llevase tantísimos años.
-¡Isabel, se acabó ya! Alguien puede entrar y pillarnos aquí liados.
-¡Pues asómese despacito, para ver si hay alguien en la sala de espera!
El médico, echaba chispas por dentro, pero disimulando tuvo que hacer caso a la vieja. Asomó la cabeza, y antes de apartarla, Isabel a su vez la asomó también, no quería que el médico se la diese con queso.
Y como no había nadie esperando, el médico tuvo que cumplir con ella, le gustase o no.
¿Y tu... qué piensas de eso?
Ya acabados del todo, lo que se dice del todo, Isabel abrió la puerta dispuesta a marcharse. Pero antes de hacerlo, sentenció.
-¡Volveré, doctorcito!
Cerró la puerta con mucha delicadeza, y nada más cerrarla.
-¡Que asco, por Dios!
Dijo el médico, y marchó deprisa hacia el lavabo, para quitarse aquel olorcillo que se le había quedado a vieja (mis respetos a todas las mujeres) Eso lo piensa él.
Autora Verónica O.M.
Continuará
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La vieja sin pudor alguno se medio desnudó, había que verla lo rápidamente que lo hizo, parecía como si de aquello dependiera su vida.
El médico interiormente se hacía cruces.
-¡Que bajo he caído, Dios mio!
Isabel estaba encantadísima, nunca lo había hecho con alguien a quien llevase tantísimos años.
-¡Isabel, se acabó ya! Alguien puede entrar y pillarnos aquí liados.
-¡Pues asómese despacito, para ver si hay alguien en la sala de espera!
El médico, echaba chispas por dentro, pero disimulando tuvo que hacer caso a la vieja. Asomó la cabeza, y antes de apartarla, Isabel a su vez la asomó también, no quería que el médico se la diese con queso.
Y como no había nadie esperando, el médico tuvo que cumplir con ella, le gustase o no.
¿Y tu... qué piensas de eso?
Ya acabados del todo, lo que se dice del todo, Isabel abrió la puerta dispuesta a marcharse. Pero antes de hacerlo, sentenció.
-¡Volveré, doctorcito!
Cerró la puerta con mucha delicadeza, y nada más cerrarla.
-¡Que asco, por Dios!
Dijo el médico, y marchó deprisa hacia el lavabo, para quitarse aquel olorcillo que se le había quedado a vieja (mis respetos a todas las mujeres) Eso lo piensa él.
Autora Verónica O.M.
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lunes, 25 de junio de 2018
NO QUIERO IRME TODAVÍA 8
NO QUIERO IRME TODAVÍA CAPÍTULO N°8 novela
La vieja entró en la consulta, el médico detrás de ella cerró la puerta, se sentó enfrente disimulando lo mejor que pudo y supo, carraspeando preguntó...
-¿Qué le pasa, Isabel?
A la mujer casi se le había olvidado a lo que había venido.
Y con su idea fija en la cabeza sonrió al médico, que a su vez se empezó a impacientar ante aquella sonrisa tan fuera de lugar.
-¿Se encuentra usted mal, Isabel?
-¡Si!
Dijo, levantando demasiado la voz
-¿Qué le duele?
-¡El pecho!
Pegó un tirón de la mano del médico, y la llevó dónde supuestamente le nacía aquel dolor.
Jorge estaba deseando, que acabase su jornada de aquel día.
-¿Le duele aquí?
-¡Si, y aquí también!
La mujer, ya sin vergüenza alguna le señaló hacia dónde l@s mal pensad@s suponen.
-¿Qué pretende, Isabel?
-Está muy claro doctor, quiero que me haga el amor, como a la que ha huido por el pasillo, que un poco mayor si que soy pero no tonta.
-¿Ya sabe usted lo que me está pidiendo?
-Claro, doctor. Le repito, que quiero que me haga el amor, creo explicarme bien.
-¿Y si no quiero?
-¡Me voy de la lengua! Así que usted verá, creo que tiene más que perder, que ganar.
El médico ante aquello no le quedó más remedio que aceptar, aunque antes arrimó una silla a la puerta, no fuera a ser que alguien los sorprendiera.
Mientras tanto, Maite bastante cabreada iba camino de su casa, a su lado como siempre el espíritu de su difunto que la acompañaría por mucho tiempo.
Autora Verónica O.M.
Continuará
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La vieja entró en la consulta, el médico detrás de ella cerró la puerta, se sentó enfrente disimulando lo mejor que pudo y supo, carraspeando preguntó...
-¿Qué le pasa, Isabel?
A la mujer casi se le había olvidado a lo que había venido.
Y con su idea fija en la cabeza sonrió al médico, que a su vez se empezó a impacientar ante aquella sonrisa tan fuera de lugar.
-¿Se encuentra usted mal, Isabel?
-¡Si!
Dijo, levantando demasiado la voz
-¿Qué le duele?
-¡El pecho!
Pegó un tirón de la mano del médico, y la llevó dónde supuestamente le nacía aquel dolor.
Jorge estaba deseando, que acabase su jornada de aquel día.
-¿Le duele aquí?
-¡Si, y aquí también!
La mujer, ya sin vergüenza alguna le señaló hacia dónde l@s mal pensad@s suponen.
-¿Qué pretende, Isabel?
-Está muy claro doctor, quiero que me haga el amor, como a la que ha huido por el pasillo, que un poco mayor si que soy pero no tonta.
-¿Ya sabe usted lo que me está pidiendo?
-Claro, doctor. Le repito, que quiero que me haga el amor, creo explicarme bien.
-¿Y si no quiero?
-¡Me voy de la lengua! Así que usted verá, creo que tiene más que perder, que ganar.
El médico ante aquello no le quedó más remedio que aceptar, aunque antes arrimó una silla a la puerta, no fuera a ser que alguien los sorprendiera.
Mientras tanto, Maite bastante cabreada iba camino de su casa, a su lado como siempre el espíritu de su difunto que la acompañaría por mucho tiempo.
Autora Verónica O.M.
Continuará
NO QIIERO IRME TODAVÍA 7
NO QUIERO IRME TODAVÍA CAPÍTULO N° 7 novela
Manuel estaba mirando como se lo montaba su sufrida viuda y el medicucho aquel.
Cuando de pronto notó como un foco de calor detrás de él, se volvió y encontró al diablo con cara de pocos amigos. Lo había pillado in fraganti.
-¡Hola, Manuel! Una vez que vengo a ver como inviertes tu tiempo, te encuentro sin hacer nada, y no solo eso si no que veo que haces de mirón. ¡Es increíble! Si sigues así ya sabes que te llevo al infierno conmigo. Lo que tienes que hacer, y eso ya te lo dije, es hacer maldades, maldades, y maldades.
-¡Es que quería saber, como se lo montan estos dos! La de veces que se lo montarían aquí, por eso mi mujer venía tanto a visitar al médico, que si me duele la espalda, que si estoy resfriada....
Pero quien se murió fui yo.
-¡Es que tú estabas enfermo y ella no!
-¡Hay que joderse!
-¡Pues a joderse toca, ja,ja,ja! Ah, y ya puedes poner aquí orden, que esto es una verdadera vergüenza.
Manuel, haz algo que me vaya satisfecho.
Y coaccionado como estaba por el diablo, no se le ocurrió otra cosa que abrir la puerta de la consulta. La mujer que esperaba su turno, fue espectadora de lo que allí dentro sucedía.
El diablo cambió de semblante
-¡Eso ha estado muy bien, me voy más contento!
Maite y Jorge, al darse cuenta se taparon sus partes nobles, el médico de un empujón cerró la puierta, e hizo salir a Maite por el pasillo, para no tenerse que cruzar con aquella que todo lo había visto.
Con más compostura, salió y llamó a la mujer.
-¿Isabel García?
La vieja se levantó de su asiento con cara maliciosa. Si no le hacía lo mismo a ella se iría de la lengua.
Autora Verónica O.M.
Continuará
SE COMPONE DE 25 CAPÍTULOS
Manuel estaba mirando como se lo montaba su sufrida viuda y el medicucho aquel.
Cuando de pronto notó como un foco de calor detrás de él, se volvió y encontró al diablo con cara de pocos amigos. Lo había pillado in fraganti.
-¡Hola, Manuel! Una vez que vengo a ver como inviertes tu tiempo, te encuentro sin hacer nada, y no solo eso si no que veo que haces de mirón. ¡Es increíble! Si sigues así ya sabes que te llevo al infierno conmigo. Lo que tienes que hacer, y eso ya te lo dije, es hacer maldades, maldades, y maldades.
-¡Es que quería saber, como se lo montan estos dos! La de veces que se lo montarían aquí, por eso mi mujer venía tanto a visitar al médico, que si me duele la espalda, que si estoy resfriada....
Pero quien se murió fui yo.
-¡Es que tú estabas enfermo y ella no!
-¡Hay que joderse!
-¡Pues a joderse toca, ja,ja,ja! Ah, y ya puedes poner aquí orden, que esto es una verdadera vergüenza.
Manuel, haz algo que me vaya satisfecho.
Y coaccionado como estaba por el diablo, no se le ocurrió otra cosa que abrir la puerta de la consulta. La mujer que esperaba su turno, fue espectadora de lo que allí dentro sucedía.
El diablo cambió de semblante
-¡Eso ha estado muy bien, me voy más contento!
Maite y Jorge, al darse cuenta se taparon sus partes nobles, el médico de un empujón cerró la puierta, e hizo salir a Maite por el pasillo, para no tenerse que cruzar con aquella que todo lo había visto.
Con más compostura, salió y llamó a la mujer.
-¿Isabel García?
La vieja se levantó de su asiento con cara maliciosa. Si no le hacía lo mismo a ella se iría de la lengua.
Autora Verónica O.M.
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SE COMPONE DE 25 CAPÍTULOS
viernes, 22 de junio de 2018
NO QUIERO IRME TODAVÍA 6
NO QUIERO IRME TODAVÍA CAPÍTULO N°6 novela
Por la mañana, después de haber descansado más mal que bien y debido a sentir en sus pies un peso constante, (el espíritu se echó encima de ellos) Maite decidió que tenía que ir a ver a Jorge, el médico hacía las urgencias aquella semana, solo tenía que personarse en el ambulatorio si quería verle, pues de él no sabía nada.
Sus encuentros eran en la misma consulta médica, al no tener enfermera, algún achuchón que otro se daban allí mismo.
La mujer no sabía que con otras hacía lo mismo.
No quiso arreglarse demasiado exteriormente para guardar las apariencias, pero si interiormente que era lo que a ella le importaba para seducir al médico y que cayera rendido a sus pies.
El espíritu la miraba y le daban ganas de hacer alguna de las suyas pero se contuvo. La dejaría ir al ambulatorio y allí se enteraría bien de con quien había estado casado tanto tiempo.
Y salieron a la calle, la mujer sintió frío y se subió el cuello de su abrigo hasta las orejas. El espíritu no lo sentía, ni le dolía nada. Jamás se sintió tan bien.
Al llegar al mostrador, Maite dijo a la administrativa que la atendió que se encontraba mal. Fingió tener más frio del debido, como si estuviera tiritando.
Seguidamente se dirigió a la sala de espera, el espíritu siempre a su lado, y se sentaron dispuestos a esperar que llegase su turno.
Solo habían dos personas, esperaría que se marchasen ambas, a continuación entraría ella, miedo le daba la reacción de Jorge, pero confiaba en ella misma.
Al salir la segunda mujer, y sin dar tiempo a que el médico saliese a llamar, Maite entró de sopetón y con ella el espíritu, al cerrar rápidamente la puerta un poco más y le coge la mano chamuscada.
-¡Mira que eres bruta, ten cuidado con mi mano, joder! No sé, ni para que hablo, si no me escucha, esto de ser un espíritu es muy extraño.
El médico al verla andó unos pasos hacia atrás, parecía que todavía debía de dolerle semejante parte.
-¿Qué haces aquí?
-Vine a pedirte perdón. ¿Me podrás perdonar?
Diciendo esto se desabrochó el largo abrigo, debajo solamente llevaba un sujetador y un tanga semitransparente.
El hombre sin poderse resistir a sus encantos, la dejó acercarse a él para que lo besara.
-¡Mira que eres sopla gaitas, medicucho de pacotilla, y tú Maite, una guarrindongaaaa.
Dijo gritando.
Cogió el rollo de papel que había al lado de la camilla, y empezó a esparcir metros y metros por el suelo.
Jorge y Maite alucinaban...
Al momento se olvidaron del papel, y allí mismo en la consulta tuvieron un cortito affaire.
El espíritu los dejó hacer y a pesar de no gustarle en absoluto.
-¡Ahora haré de mirón! Si me gustará y todo...
Autora Verónica O.M.
Continuará
Por la mañana, después de haber descansado más mal que bien y debido a sentir en sus pies un peso constante, (el espíritu se echó encima de ellos) Maite decidió que tenía que ir a ver a Jorge, el médico hacía las urgencias aquella semana, solo tenía que personarse en el ambulatorio si quería verle, pues de él no sabía nada.
Sus encuentros eran en la misma consulta médica, al no tener enfermera, algún achuchón que otro se daban allí mismo.
La mujer no sabía que con otras hacía lo mismo.
No quiso arreglarse demasiado exteriormente para guardar las apariencias, pero si interiormente que era lo que a ella le importaba para seducir al médico y que cayera rendido a sus pies.
El espíritu la miraba y le daban ganas de hacer alguna de las suyas pero se contuvo. La dejaría ir al ambulatorio y allí se enteraría bien de con quien había estado casado tanto tiempo.
Y salieron a la calle, la mujer sintió frío y se subió el cuello de su abrigo hasta las orejas. El espíritu no lo sentía, ni le dolía nada. Jamás se sintió tan bien.
Al llegar al mostrador, Maite dijo a la administrativa que la atendió que se encontraba mal. Fingió tener más frio del debido, como si estuviera tiritando.
Seguidamente se dirigió a la sala de espera, el espíritu siempre a su lado, y se sentaron dispuestos a esperar que llegase su turno.
Solo habían dos personas, esperaría que se marchasen ambas, a continuación entraría ella, miedo le daba la reacción de Jorge, pero confiaba en ella misma.
Al salir la segunda mujer, y sin dar tiempo a que el médico saliese a llamar, Maite entró de sopetón y con ella el espíritu, al cerrar rápidamente la puerta un poco más y le coge la mano chamuscada.
-¡Mira que eres bruta, ten cuidado con mi mano, joder! No sé, ni para que hablo, si no me escucha, esto de ser un espíritu es muy extraño.
El médico al verla andó unos pasos hacia atrás, parecía que todavía debía de dolerle semejante parte.
-¿Qué haces aquí?
-Vine a pedirte perdón. ¿Me podrás perdonar?
Diciendo esto se desabrochó el largo abrigo, debajo solamente llevaba un sujetador y un tanga semitransparente.
El hombre sin poderse resistir a sus encantos, la dejó acercarse a él para que lo besara.
-¡Mira que eres sopla gaitas, medicucho de pacotilla, y tú Maite, una guarrindongaaaa.
Dijo gritando.
Cogió el rollo de papel que había al lado de la camilla, y empezó a esparcir metros y metros por el suelo.
Jorge y Maite alucinaban...
Al momento se olvidaron del papel, y allí mismo en la consulta tuvieron un cortito affaire.
El espíritu los dejó hacer y a pesar de no gustarle en absoluto.
-¡Ahora haré de mirón! Si me gustará y todo...
Autora Verónica O.M.
Continuará
miércoles, 20 de junio de 2018
NO QUIERO IRME TODAVÍA 5
NO QUIERO IRME TODAVÍA CAPÍTULO N°5
Al rato de marcharse Jorge, la mujer ya estaba arrepentida de haber respondido de mala manera. Analizó desde todos los ángulos lo que había pasado desde que el hombre entró en su vivienda, pensó que cuándo él cayó al suelo fue de lo más extraño...
Continuará
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Al rato de marcharse Jorge, la mujer ya estaba arrepentida de haber respondido de mala manera. Analizó desde todos los ángulos lo que había pasado desde que el hombre entró en su vivienda, pensó que cuándo él cayó al suelo fue de lo más extraño...
Ella tampoco vio que su amante la pegase. ¿Cómo pudo hacerlo sin ella haberlo visto?
Debería ir a pedirle perdón, pero después de la bofetada, y sobre todo de la gran patada en sus partes, era muy violento personarse en el ambulatorio, él no querría verla y a su pesar lo entendía.
Pensó en que mañana sería otro día, así que volvió al dormitorio, y ella sola intentó acabar lo que Jorge había empezado, ya sabía que no sería lo mismo, pero sería mucho mejor que nada.
Estando en la labor sintió una gran corriente de aire, se había abierto la ventana de golpe, no le quedó más remedio que dejar lo que estaba haciendo e ir a cerrarla.
El espíritu del difunto disfrutaba de lo lindo siendo tan impertinente. Aunque ahora la dejaría tranquila un rato, para saber como se lo montaba ella solita.
Nunca imaginó que Maite hiciera esas cosas, estaba visto que no sabía de ella nada más que lo justo, y quizás ni eso.
La mujer intentaba hacer el menor ruido, sin saber que allí delante estaba el espíritu de su difunto, mirándola.
Acabada la faena fue a ducharse.
El espíritu viendo lo visto se había hecho muchas cruces, después se acordó de que había hecho tratos con el diablo y se las quiso limpiar.
Nunca pensó en ser tan malo...
Nunca pensó en ser tan malo...
Maite no tenía hambre, así que se acostó. Dejó abierta la luz de la mesilla de noche, ya que últimamente no le agradaba la oscuridad.
-¿Desde cuándo? Desde que había enviudado.
El espíritu se puso a sus pies, cuándo ella se durmiese la haría cosquillas en las plantas de los pies.
Y eso mismo ocurrió...
Sintió las cosquillas y se despertó dando patadas como una loca,
En toda su vida el difunto se lo había pasado tan bien.
Sintió las cosquillas y se despertó dando patadas como una loca,
En toda su vida el difunto se lo había pasado tan bien.
-Estoy como un chavalín con zapatos nuevos ja,ja,ja. La dejaré dormir que me huelo que irá al ambulatorio a disculparse.
Me lo voy a pasar pipa con ellos, ja,ja,ja.
Autora Verónica O.M.Continuará
lunes, 18 de junio de 2018
NO QUIERO IRME TODAVÍA 4
NO QUIERO IRME TODAVÍA CAPÍTULO N°4 novela
Por suerte para Maite todo ya había pasado, su difunto ya descansaba en el cementerio al que pensaba ir muy poquito, argumentando que era incapaz de imaginarse que se había ido para siempre y no poder verlo más.
Sus vecinos la creerían, ya que a ojos de ellos habían sido un matrimonio modélico.
La vida empezó de nuevo sin él. Había dejado caer en el vecindario que estaba muy depresiva, apenas se arreglaba para salir a la compra porque había que guardar las apariencias.
Sus vecinos, no pensaron mal cuando vieron al médico entrar en el piso, sin duda ella necesitaba de sus cuidados ya que la pobre parecía estar pasándolo muy mal.
Cuando el hombre entró en la vivienda, Maite se desmelenó, lo esperaba maquilladísima y con un salto de cama color negro y transparente y un diminuto tanga a juego.
Eso si, todo muy en silencio, no quería que los vecinos se percatasen de nada.
El espíritu, se puso de muy mala leche al ver tanta desfachatez delante de sus narices.
-¡Os vais a enterar!
¿Qué se le ocurrirá a este espíritu? ahora lo sabréis.
El médico, de nombre Jorge, acariciaba a la mujer y ella se retorcía de placer.
Maite a su vez, le hacía unas cositas que nadie jamás se las había hecho. Estaba encantadísimo de tener a su entera disposición una hembra viciosa como aquella.
Y estando tan acaramelados... sintió como si alguien lo hubiese empujado fuertemente, el hombre cayó de la cama y dio con su nariz en el duro suelo, empezó a sangrar poniéndolo todo manchado de sangre.
La mujer se bajó corriendo de la cama, para ver que le había pasado.
-¿Jorge, estás bien?
-¡Alguien me ha empujado!
-¡Que cosas dices! Aquí no hay nadie más que nosotros, eso es imposible.
Fueron hacia el cuarto de baño, se lavó la cara y puso algodón en sus fosas nasales, estaba un tanto cómico al sobresalirle de ellas un poco.
El espíritu, no paraba de reir ja,ja,ja,ja.
Y de nuevo marcharon hacia el dormitorio, el hombre ya no se fiaba.
-Espero que no me dejes a medias otra vez.
-No ha sido por mi culpa, mujer.
-¡Ay estos hombres, que blandengues son!
Empezaron todo el ritual de nuevo, al poco rato fue la mujer la que sintió como si alguien le diese un fuerte bofetón.
¿Pero como pudo ser, sin ella darse cuenta?
-¿Pegas a las mujeres? ¡Eso no te lo pienso consentir!
-Maite, yo no he sido.
-¿Y entonces quien fue? No me hagas reír.
La mujer, con la cara desencajada le dio un fuerte bofetón y una gran patada en semejante lugar.
El hombre se retorcía de dolor, estaba deseando salir de allí y se vistió como pudo, pero antes de irse.
-Estás loca. ¡Aquí se acaba todo entre nosotros, no me esperes nunca más, ninfómana!
El espíritu se reía a carcajadas, se asombraba que no pudieran verlo, ni escucharlo.
Autora Verónica O.M.
Continuará
Simpática imagen se Internet |
Por suerte para Maite todo ya había pasado, su difunto ya descansaba en el cementerio al que pensaba ir muy poquito, argumentando que era incapaz de imaginarse que se había ido para siempre y no poder verlo más.
Sus vecinos la creerían, ya que a ojos de ellos habían sido un matrimonio modélico.
La vida empezó de nuevo sin él. Había dejado caer en el vecindario que estaba muy depresiva, apenas se arreglaba para salir a la compra porque había que guardar las apariencias.
Sus vecinos, no pensaron mal cuando vieron al médico entrar en el piso, sin duda ella necesitaba de sus cuidados ya que la pobre parecía estar pasándolo muy mal.
Cuando el hombre entró en la vivienda, Maite se desmelenó, lo esperaba maquilladísima y con un salto de cama color negro y transparente y un diminuto tanga a juego.
Eso si, todo muy en silencio, no quería que los vecinos se percatasen de nada.
El espíritu, se puso de muy mala leche al ver tanta desfachatez delante de sus narices.
-¡Os vais a enterar!
¿Qué se le ocurrirá a este espíritu? ahora lo sabréis.
El médico, de nombre Jorge, acariciaba a la mujer y ella se retorcía de placer.
Maite a su vez, le hacía unas cositas que nadie jamás se las había hecho. Estaba encantadísimo de tener a su entera disposición una hembra viciosa como aquella.
Y estando tan acaramelados... sintió como si alguien lo hubiese empujado fuertemente, el hombre cayó de la cama y dio con su nariz en el duro suelo, empezó a sangrar poniéndolo todo manchado de sangre.
La mujer se bajó corriendo de la cama, para ver que le había pasado.
-¿Jorge, estás bien?
-¡Alguien me ha empujado!
-¡Que cosas dices! Aquí no hay nadie más que nosotros, eso es imposible.
Fueron hacia el cuarto de baño, se lavó la cara y puso algodón en sus fosas nasales, estaba un tanto cómico al sobresalirle de ellas un poco.
El espíritu, no paraba de reir ja,ja,ja,ja.
Y de nuevo marcharon hacia el dormitorio, el hombre ya no se fiaba.
-Espero que no me dejes a medias otra vez.
-No ha sido por mi culpa, mujer.
-¡Ay estos hombres, que blandengues son!
Empezaron todo el ritual de nuevo, al poco rato fue la mujer la que sintió como si alguien le diese un fuerte bofetón.
¿Pero como pudo ser, sin ella darse cuenta?
-¿Pegas a las mujeres? ¡Eso no te lo pienso consentir!
-Maite, yo no he sido.
-¿Y entonces quien fue? No me hagas reír.
La mujer, con la cara desencajada le dio un fuerte bofetón y una gran patada en semejante lugar.
El hombre se retorcía de dolor, estaba deseando salir de allí y se vistió como pudo, pero antes de irse.
-Estás loca. ¡Aquí se acaba todo entre nosotros, no me esperes nunca más, ninfómana!
El espíritu se reía a carcajadas, se asombraba que no pudieran verlo, ni escucharlo.
Autora Verónica O.M.
Continuará
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