-Cuánto tiempo sin vernos.
-Dijo el más finolis...
-Es cierto. Si no recuerdo mal, hace por lo menos cinco años, nos encontramos en la perfumería de unos grandes almacenes.
-Es cierto. Fui a comprar un perfume para mi mujercita. Ya sabes que a las mujeres les gustan de esos de categoría.
-Claro que lo sé... yo se los vendo todos los días.
El otro lo miró sorprendido y pensó que para qué había estudiado una carrera.
Y no cómo él, que sin tenerla disfrutaba de un buen puesto. Eso se lo contó a él y a otros.
Aunque la verdad era otra, y todos los días se pateaba la ciudad en busca de trabajo y aceptaría lo que fuese...
Autora Verónica O.M.
Ayayayay... Me caen re mal los presumidos. Jajaja, está buena esta entrada :)
ResponderEliminarBesos, Vero. 🌼🌸🌺
Aveces, por alguna razón importante no puedes decir la verdad. Saludos amiga.
ResponderEliminarLa gente miente más que habla.
ResponderEliminarBesos.
Dime de lo que presumes y te diré de lo que careces, literal.
ResponderEliminarUn saludo.
El relato tiene su enseñanza.
ResponderEliminarBesos.
ResponderEliminarLa verdad es que el mentiroso termina perjudicándose a él mismo, porque como dice el refrán: "Se pilla antes a un mentiroso que a un cojo". Un abrazo.
No conduce a nada la mentira.
ResponderEliminarBesos.
Pasa a diario. Viven en las nubes, a pesar del aguacero. Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarEstá muy mal querer aparentar lo que no eres ya que al final se engañan a si mismos y a más se descubre todo.
ResponderEliminarAbrazos Vero.
Muchas gracias a tod@s.
ResponderEliminarBesos