-Juan, quiero un pan redondo de esos de cantos. A José es el que más
le gusta. Si no te importa, córtame un buen trozo para su
comida que ahora me pasaré a llevársela.
-José
es un buen hombre, y un trabajador nato. Menuda suerte ha tenido con
él don Federico. Dicen las malas lenguas, que siempre las
hay... que se refugia en sus tierras, ya que doña Manolita con
su enfermedad, lo está haciendo un
desgraciado. Humildemente pienso que está desesperado, por
no poder hacer demasiado por ella.
-Juan,
tú siempre ves lo bueno de las personas, ojalá hubiesen más
personas así.
El
hombre sonrió, agradeciendo con aquel gesto la buena
opinión que tenía de él.
-Me
paso mañana a pagarte Juan, José todavía no ha cobrado.
-No
te preocupes mujer, ya pasarás cuando puedas.
-Pues apúntalo.
-No
hace falta, ya sabes que me fío de ti. Ojalá, todos fuesen tan
buenos pagadores como lo eres tú.
La
mujer lo miró sonriendo tímidamente. -Bueno Juan, pues hasta
mañana.
-Adiós, Anita.
La
mujer bajó la cuesta, y torció hacia la derecha. Caminó largo
rato. Entró en las tierras de don Federico, y por allí no veía
a José.
Alguien
la vio allí parada mirando a un lado y otro, era el dueño de todo
aquello.
-Buenos
días don Federico, buscaba a José.
-Buenos
días Anita, lo mandé a hacer unos recados, ya sabes de
semillas y esas cosas. Tardará un buen rato.
-Le
traigo la comida. Si fuera usted tan amable.
-Déjala ahí
encima, ahora cuando me lave las manos la meteré en la nevera que
tenemos ahí adentro. -Señaló con el dedo hacia un cuartucho de
obra, que hacia las veces de cocina y de comedor cuando hacia frío o
llovía.
-Pues
aquí se la dejo. ¿Cómo se encuentra doña Manolita?
¿Está mejor?
-Un
poco mejor, pero nunca se sabe lo que va a durar esa mejoría.
-Si
necesita alguna cosa, no dude en decírselo a José, estaré
encantada de poderles ayudar.
-Muchas
gracias Anita, te lo agradezco de todo corazón. -El hombre
quería parecer entero, pero se notaba a la perfección su
sufrimiento y su amor hacia su mujer Manolita.
Y
desde allí marchó para casa. A lo lejos, vio a Amigo su perro. Se
ve que cuando José salió por la mañana, aprovechó para salir
también. En la casa contigua a la de ellos, tenían una bonita
perra, y seguro que ya estaba en celo.
Autora
Verónica O.M.
Continuará
Amigo a lo suyo jaja, el dueño en problemas también, así es la vida, lo que nos diferencia a unos y a otros es la fuerza interior para superar los problemas, besos!
ResponderEliminarPara silvo
EliminarAmigo, es quien menos problemas tiene, jaja
Veremos, como cada uno soluciona o no los suyos.
Besos
Bueno dentro de la humildad y bondad que muestran los personajes, de momento trascurre la historia con relativa normalidad. Anita es la que debería volverse un poco más coqueta. La que anda muy chunga por lo que se ve es Doña Manolita.
ResponderEliminarBesos Verónica.
Para Rafa Hernández
EliminarAnita necesita una mano que la guie un poco, María la curandera la ayudará a ello más adelante.
Doña Manolita, y Don Federico no están en sus mejores momentos. El que mejor lo lleva es el perro, jaja.
Besos Rafa
Las panaderías son el centro neurálgico de toda información que se quiera obtener. :D
ResponderEliminarAnita es una buena mujer...me gusta el personaje.
Un besote Vero :)
Para Nieves
EliminarMuy cierto es.
Me alegra te guste Anita, es una mujer buena y sencilla.
Besos, feliz domingo Nieves
El perro, el tendero y el retorno del trabajo. Saludos
ResponderEliminarPara Carlos Augusto Pereyra Martínez
EliminarEso es, Carlos. Al perro lo tenemos enamorado, jaja
Saludos, feliz semana