A continuación lanzó el bocadillo todo lo lejos que su impulso le permitió.
Más tarde pensó que si su madre lo hubiese visto le caería una buena reprimenda:
-¡La comida no se tira, hay tantas personas que pasan hambre!
Le remordió la conciencia y fue en su busca. El bocadillo ya no estaba. Al parecer a alguien si que le pareció apetitoso.
E interiormente se sintió mal. Se prometió no volver a hacerlo nunca más...
Autora Verónica O.M.
Apreciada Verónica, un verdadero acto de contrición. Un abrazo. carlos
ResponderEliminarBueno... Al menos la lección la aprendió pronto y el solito.
ResponderEliminarUn abrazo grande, querida Vero.Deseo que tengas muy bello fin de semana.
Las madres repetimos y machacamos lo que decimos pero siempre queda algo, menos mal !!
ResponderEliminarUn micro de cabo a rabo, mi querida Verónica. ¡¡Me gusta!! Un abrazo.
ResponderEliminarHola veronica ...Como se suele decir camaron que se duerme la corriente se lo lleva , asi que cuando decidio volver a por el bocadillo ya no estaba , me a gustado tu relato , besos de flor.
ResponderEliminarBueno, al menos alguien lo aprovechó.
ResponderEliminarBesos.
Una cosa, con el nuevo diseño me cuesta encontrar tus blogs...
Exceso de bienestar diría aquel...
ResponderEliminar:)
Muy buen relato, que despierta conciencias.
Besos Y feliz Sábado!
Hola Verónica... Bien vale si el niño, aprendió que lo que a algunos les sobra a otros le falta... Ademas por suerte a alguien le sentaría como un manjar...
ResponderEliminarUn abrazo...
Por lo menos su mala acción fue aprovechada por otro, eso seguramente es que no tenia escasez.
ResponderEliminarVero, un grande abrazo.
Que le sirva de lección sí, y otra vez se lo pensará.
ResponderEliminarBesos Verónica.