Arrodillado en la acera
como un penitente
hay un hombre
pidiendo limosna.
Los transeúntes caminan
y se les quedan mirando.
Algunos de buen corazón
le dejan unas monedas
y otros ni siquiera
posan en él
sus miradas.
El hombre avergonzado
permanece postrado.
Todo le duele
por la posición
pero allí permanece
hasta que oscurece.
Y cuándo se pone de pie
mete en el bolsillo
de su pantalón
esas monedas
que abultan más
de lo que valen.
Y en silencio se dice
que hoy ha tenido
mucha suerte.
Después se dirige
a esa vieja pensión
dónde tiene
un plato caliente
y un humilde catre
el día que puede pagar.
Él y tantos otros...
Verónica O.M.
Esa es la triste realidad, de nuestra sociedad; unos vivimos medio regular, y otros tienen que mendigar. Triste y desgarrador poema, pero es lo que vivimos en muchas aceras de las grandes ciudades. Mendicidad, siempre la ha habido, pero desde que comenzó la dichosa crisis, el numero de personas que ves pidiendo, ha aumentado en los últimos años considerablemente. Y lo más penoso, es que la gente ya nos acostumbramos a tan desolador drama.
ResponderEliminarBesos Verónica.
Tienes toda la razón.
EliminarLa costumbre lleva a eso, si.
Nadie debería tener la necesidad de pedir.
Esa es la sociedad que quiero.
Besos 🌃
Cuando ocurrió el atentado de Barcelona en las imágenes se veía aun mendigo sentado en el suelo con un cartel, la gente pasaba saltando sus piernas para no tropezar y nadie se detuvo a avisarle que debía irse, el tampoco se movió. Acabamos pensando que forman parte del mobiliario urbano. Abrazos
ResponderEliminarEster, qué triste lo que cuentas que sucedió.
EliminarAl parecer termina ocurriendo eso mismo, qué triste.
Un abrazo 🌹
Hola Veronica.. Esa es una gente que "no existe". No existe para la mayoría de la gente que pasa por su lado, sin ni siquiera mirarlos, volviendo la vista hacia otro lado. No existe para las administraciones, para los gobiernos. No existe para las estadísticas. No existen porque no aportan, y por lo general no votan ni aportan réditos, en este mundo que solo se mueve por intereses..
ResponderEliminarUn abrazo..
Qué gran verdad lo que dices, Llorenç.
EliminarQueda una minoría que si nos importa. Debe ser horrible vivir situaciones extremas...
Un abrazo
Hay vidas muy duras . Y no nos damos cuenta cuandi vemos alguen asi lleva una vida que posiblemente nos sorprendieran al conocerla.
ResponderEliminarBesitos ;)
Nieves, tienes toda la razón.
EliminarLa vida de por sí ya es dura y más si no se tiene para lo más básico.
Besitos 🌹 🌸
Y hay quienes teniendo todo seguro, no encuentran qué rumbo darle a su vida.
ResponderEliminarFuerte y agradecido abrazo.
Sara, suele ocurrir y mucho lo que dices.
EliminarUn abrazo grande 🌸 💐
Joder...
ResponderEliminarEste duele.
Por real.
De verdad que duele.
Besos.
Duele porque no te es indiferente el sufrimiento ajeno. Eso dice mucho de ti cómo persona.
EliminarBesos
Un poema que refleja una penosa realidad.
ResponderEliminarY, parece, con solución.
Besos.
Es cierto, Amalia, una realidad que vemos a diario.
EliminarSe podría, de querer...
Besos 🌸 💐
Muy triste pero verdadero aquí y allá,en todas partes,abrazo amiga.
ResponderEliminarEs cierto, amiga, en todas partes ocurre.
EliminarUn abrazo 🌹 🌷
Hola Veronica , tan real como la vida misma , más de uno devería calzarse los zapatos de estas pobres personas .
ResponderEliminarTe deseo una feliz noche besos de flor.
Hola, Flor, tienes toda la razón.
EliminarHay tantas personas en situaciones extremas que asusta.
Besos, buena noche 🌹 🌸
Por acá, ante la crisis venezolana, el país vecino a Colombia, son muchos migrantes, que cuando no encuentran un trabajo, no les queda más salida que pedir limosna, para ese plato de comida, del que hablas con tu personaje en el texto mendicante- Un abrazo. carlos
ResponderEliminarCarlos, qué triste suceda eso.
ResponderEliminarPor aquí tanto de lo mismo.
Un abrazo
Espectacular Himno a esas personas tan cercanas en nuestra vida Saludos
ResponderEliminarGracias, José Ramón, bienvenido...
EliminarSaludos, feliz día