Bonita imagen de Internet
La vida de Marthina era de lo más aburrida. Eso era lo qué su familia pensaba, pero nada más lejos de la realidad.
Paseaba por la gran ciudad a diario. En ocasiones se sentaba en alguna terraza y tomaba un refresco. Observaba a las personas qué caminaban. Con su ojo clínico era capaz de acertar qué problemas les perturbaban.
Su cola con hielo descansaba en la pequeña y redonda mesa, y a pequeños y lentos sorbos el refresco iba desapareciendo del vaso de tubo.
Observó cómo un niño pequeño echaba a correr y al parecer iba a cruzar la carretera qué con el semáforo abierto no paraban de transitar coches. Pegó un brinco y fué tras él cogiéndole del brazo. Si hubiese tardado un segundo más el atropello del niño hubiese sido inevitable.
Escuchó detrás de ella cómo un hombre un tanto histérico pronunciaba al parecer el nombre del niño.
-Lucas, ¿porqué te has escapado? ¿estás tonto o qué? te voy a pegar una zurra qué no te van a quedar más ganas de hacerlo otra vez.
Marthina le dejó desahogarse. Era comprensible qué el pobre hombre se había llevado un susto mayúsculo.
Él, ya había reparado en ella y abochornado tuvo que pedir disculpas.
-¡Lo siento¡ me llamo Daniel y este gamberrete es mi sobrino Lucas.
Y bla, bla, bla...
Los tres tomaron asiento dónde anteriormente estaba tomando su refresco ella sola.
Y el camarero qué había observado todo los miró y sonrió. Entró en el establecimiento dónde otros clientes esperaban para ser atendidos. Y pensó qué menuda suerte tenía aquel gachón de estar con semejante mujer.
Autora Verónica O.M.
Esto promete. Lucas es un solete, travieso pero un solete. Abrazos
ResponderEliminarY su familia pensando qué lleva una vida aburrida. Lo qué son las cosas...
EliminarEl solete por poco causa un disgusto y de los gordos, menudo bichillo.
Besos 🌹
Aquí va a iniciar un romance, creo. Gracias a ese chiquillo inquieto Lucas.
ResponderEliminarBesos, Vero.
De poder, podría darse el caso.
EliminarLos designios de la vida...
Besos 🌸
Ella en su sencillez, gusta secretamente. :)
ResponderEliminarEl camarero ya bien podía ponerse las pilas. :)
Besitos !!!
Es cierto, Nieves, y creo qué ella lo sabe.
EliminarEl camarero estuvo pendiente no fuera a ser qué marchara sin pagar, aunque después admiró a Marthina y envidió al tío de la criatura. Y los clientes esperando ja,ja.
Besos 🌸 💐
La soledad y su placer no se puede medir por la distancia que se ponga frente amigos y familirares. UN abrazo.
ResponderEliminarMuy cierto, Carlos.
EliminarLa soledad deseada es fantástica.
Un abrazo
Por culpa de Lucas algo va a suceder entre esos dos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Seguro qué si.
EliminarCómo poco deben de estarle agradecidos, pero mejor el pequeño no se entere, qué vaya susto.
Un abrazo
Si es momento indicado la vida lo dira
ResponderEliminarGrato tu relato
Cariños
Abu, tienes toda la razón. El tiempo dirá.
EliminarMe alegra te lo parezca, gracias.
Besos 🌹 🌸
Hola Verónica.. Ves como un vermutillo.. y un niño, siempre une, Marthina y Daniel.. ya tiene algo en común..
ResponderEliminarUn abrazo..
Al parecer lo sabes por experiencia, ja,ja.
EliminarUn abrazo