Preciosa imagen de internet |
Romeo, a eso de las cinco de la tarde llegó dónde su amada, esperaría escondido hasta que ella le avisara.
Arriba y desde el balcón, Julieta ya estaba desesperada, su padre no se levantaba de su larga siesta.
Al ver moverse las matas centró su vista hacia allí. Romeo levantaba una mano haciéndole saber que había llegado.
Julieta con la mano levantada, la movía de derecha a izquierda con mucha rapidez. En aquel lenguaje, le decía que no, que todavía no...
Romeo se escondió más todavía. Entendió que el padre todavía no había marchado.
A la media hora, de estar el pobre en cuclillas vio al padre salir, se quedó un rato más hasta que Julieta lo llamó.
Fue a su encuentro un poco cojo, sin duda estar en aquella posición lo benefició poco.
La joven ya estaba preparada. Llevaba una cesta de esas muy grandes, dentro llevaba una especie de trapo de color rojo pasión.
Caminaron un buen trecho, y vieron un lugar muy tranquilo lleno de hierbas y flores.
-¡Aquí mi amado, aquí nos quedamos!
Se sentaron y abrazaron, sin duda aquel momento era por ambos muy deseado.
Romeo, la besó y sacó un trozo de lengua, que a la pobre angustió.
-¡Mi amado! ¿Qué hace?
-¡Besarla! Julieta.
-¿Y esa lengua?
-¡Es qué he oído qué las parejas así se besan!
-¡Bueno si es así puede hacerlo! Aunque no se yo si me gustará su lengua chupar, porque me da un poco de angustia por si me la pudiera tragar ¡Qué horror!
Los dos, estaban allí tumbados y muy acaramelados. Mientras tanto, aquel trapo llamó la atención de un batallón de hormigas qué muy dispuestas fueron todas hacia allí.
Julieta empezó a dar manotazos, y se levantó la falda por lo menos dos palmos.
-¿Qué le pasa, mi amada?
El joven, fijó su vista en el trapo. Las hormigas les habían invadido por completo.
Julieta empezó a sacudirse desesperada. Romeo la ayudaba, y vio que era una tarea muy difícil.
La bombilla al momento se le encendió.
-¡Mi amada! Allí al fondo hay un río. Desnúdese y podrá quitarse todas esas hormigas de encima.
La joven obedeció. Al rato estaban en el agua los dos.
Y allí, dieron rienda suelta a su amor. Hasta que la noche llegó.
-¡Mi amado! Mientras llegamos pasará un rato. No quiero que mi padre llegue a enterarse. Así qué despacito nos vamos.
Sacudieron la ropa antes de ponérsela, recogieron el trapo y Julieta lo metió en la cesta. Despacito volvieron caminando.
Pero antes... De haber llegado, ya se habían de nuevo besado.
-¿No sabe mi amado, si hasta me ha gustado?
Julieta, le devolvió aquel beso como la había enseñado. Sacó un trozo enorme de lengua, y Romeo quedó encantado. Se preguntó como podía tener aquellas dimensiones tan exageradas.
-¡Hasta mañana, mi amado! Y suba por el balcón, mi padre ya sabe qué a esa hora duerme.
Se baja el telón. Los actores, hacen una ligera reverencia y lanzan besos a su público.
Autora Verónica O.M.
jajaj Que bueno lo de tragarse la lengua
ResponderEliminarjajaja
bss
Para MAR
Eliminar¡Vaya con las dimensiones! Siempre he creído, qué tener la lengua larga era otra cosa, jaja
Besos
Las hormigas hasta hicieron más interesante la escena jaja, besos!
ResponderEliminarPara silvo
EliminarEs qué ellas dan mucho juego, jaja
Besos
Lo de la lengua es para mearse jajaja, Pues más de uno se la ha tragado, con ese pedazo de lengua que se gastan los dos. Y las hormigas se le meterían hasta en el "toto" jajaja. Muy bueno Verónica.
ResponderEliminarBesos.
Para Rafa Hernández
EliminarNo sabes lo qué me alegra.
El agua lo limpia todo, de haberse alguna metido saldría ahogada, jaja
Besos