La abuela escuchó abrir la puerta. Oyó las voces de los amigos de su nieta. Le llamó la atención escuchar dos voces masculinas. Yolanda la avisó de que vendrían una parejita, pero no más.
Se secó las manos en el delantal y salió al encuentro.
Y sí, habían dos chicos, y una chica muy bonita de la edad de su nieta, más o menos...
-Os voy a presentar a mi querida abuela.
Los miró con sus ojillos sabios. No se le escapó que su nieta estaba mucho más contenta de lo habitual.
¿Sería Jeremy alguno de aquellos mozos? No iba nada desencaminada. La sabiduría de los años...
-Abuela, esta es María, de la que tanto te he hablado.
María adelantó unos pasos y besó a la mujer. Olía a fresco. Había escuchado que los viejos huelen a rancio. Pero aquella señora rompía esas reglas.
La besó en ambas mejillas. Y la mujer sonrió.
Les llegó el turno a ellos. Primero presentó a Israel. Quería serenarse antes de presentarle a...
-Este es Israel, un buen amigo y novio de María.
-¿Como estás, chico? -Preguntó la mujer.
-Muy bien, señora. ¿Y usted?
-Divinamente, muchas gracias.
Ahora si, le llegó su turno.
-Es Jeremy, abuela.
-Es Jeremy, abuela.
-Qué bien que viniste. Estoy muy contenta por ambos. Sentaos.
Todos se dirigieron al sofá, era antiguo pero brillaba de puro limpio.
El ambiente olía a comida recién preparada. Si de algo se vanagloriaba la anciana, era de saber cocinar entre otras muchas cosas.
Autora Verónica O.M.
Autora Verónica O.M.
Continuará
JEREMY Y YOLANDA 60
El aperitivo se componía de patatas fritas, olivas rellenas de anchoa, ganchitos, mejillones, tacos de jamón, espárragos con mayonesa y rebanadas de pan de pueblo, untado con tomate maduro y aderezado con un exquisito aceite de oliva virgen y una pizquita de sal. Y para beber un vermut riquísimo y bajo en alcohol.
Y la comida, una gran tortilla de patatas y dos pollos rustidos que sabían a gloria y para beber puso en la mesa diversas bebidas.
-¿Queréis más? -Preguntó la mujer muy solícita.
Todos dijeron que no con la cabeza. Comieron con gran apetito. Después la ayudaron a recoger la mesa y depositaron los cacharros en la gran fregadera. La mujer los cubrió con agua.
-Abuela, nosotros fregamos.
-Ni hablar. Lo haré más tarde. Ahora vamos a dialogar.
La miraron no entendiendo demasiado bien, pero...
Volvieron a la mesa y la abuela tomó la palabra.
Volvieron a la mesa y la abuela tomó la palabra.
-Bien. Creo, no es muy habitual, que una abuela en estos casos lleve la voz cantante. Eso es tarea de los padres, pero se me ha dado ese permiso. Ya veo que las dos parejitas sois amigos y es como si estuviéramos en familia.
Los cuatro se miraron entre sí y después a la abuela, que en aquellos momentos parecía una persona muy importante. Lo era, pero todos me entienden por dónde voy.
-Os queréis, sólo basta con miraros.
Su nieta se ruborizó y Jeremy se sobresaltó un poco. Para nada esperaban que fuera tan directa.
-Si, abuela. Lo quiero desde niña.
-La quiero más que a mi propia vida.
Lo dijo en tono alto y claro, pero temblándole un poco la voz.
Lo dijo en tono alto y claro, pero temblándole un poco la voz.
María e Israel sonreían. Estaban muy contentos de que sus amigos estuvieran ya juntos y que los malentendidos se hubiesen aclarado.
-¿Sabes que mi nieta va a ser madre?
-Lo se.
-Sois muy jóvenes. Quizá más adelante cambiéis de forma de pensar.
Jeremy saltó como un resorte.
-Jamás dejaré de quererla. Nuestro amor es sólido. Hace muchos años que lo sentimos.
-Jamás dejaré de quererla. Nuestro amor es sólido. Hace muchos años que lo sentimos.
-¿Qué dices, Yolanda?
-Nos queremos desde siempre y jamás será de otra forma.
-Tenéis mi bendición y la de tus padres.
Lo dijo mirando a su nieta.
-¿Y tus padres, que piensan de todo esto?
Lo dijo mirando a su nieta.
-¿Y tus padres, que piensan de todo esto?
-No saben nada. Pero hoy hablaré con ellos.
-En mi cuenta del banco tengo algunos ahorros. Una vieja no gasta demasiado, así que los pondré a vuestra disposición para que tengáis un buen comienzo.
A Yolanda se le saltaron las lágrimas. Se levantó de la mesa y pasó por detrás de la silla en la que la mujer estaba sentada. La rodeó con sus brazos y a continuación la besó en el pelo.
Los demás se sintieron emocionados al presenciar una escena tan tierna.
Autora Verónica O.M.
Autora Verónica O.M.
Continuará
Solo queda una entrega.
Deseo os guste y me comentéis que os pareció, mil gracias 🌷🌷🌷
Solo queda una entrega.
Deseo os guste y me comentéis que os pareció, mil gracias 🌷🌷🌷
Que bonito viene esto,abrazos.
ResponderEliminarLa historia ya finaliza.
EliminarAbrazos 🌸
Si va así , puede tener un bello desenlace.
ResponderEliminarUn beso.
Tendrá ese bello desenlace.
EliminarUn beso 🌷
Qué bonito, Vero. Una abuela muy hermosa, comprensiva y generosa.
ResponderEliminarBesos.
Como la mayoría de las abuelas.
EliminarBesos 🌹
Muchas veces los abuelos,aman a los nietos por recuerdos lejanos de aquellos hijos que años años dejaron se ser pequeño
ResponderEliminarTienes razón, Juan.
EliminarEsos pequeñines son parte de nuestros hijos y eso nos vuelve a ilusionar.